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“España invertebrada”


En columna pasada citaba el método de las generaciones propuesto por Ortega para estudiar la Historia. Como se cumple un siglo de la publicación en libro  de su “España invertebrada”, el resultado electoral reciente me ha traído al recuerdo su contenido. Hace 12 años,  Antonio J. Quesada, antiguo columnista introdujo varios comentarios en otras tantas columnas. En uno de ellos, citó a Ortega y su célebre frase: “proyecto sugestivo de vida en común”.

Su chispa detonó mis recuerdos que plasmé en una    columna que por su vigencia reproduzco.

<<La publicación de “España Invertebrada” de Ortega, cumplirá un siglo. Puede considerarse, con razón, como la primera parte de “La Rebelión de las masas”, su obra más conocida y que glosé en su día.

Lo que fue una serie de artículos publicados en “el Sol” en 1920 su compilación los transformó, en 1923,   en un librito del que se multiplicaron las ediciones. La que obra en mi biblioteca, de 1975, es  la 17ª. El propio Ortega se extrañó del éxito tenido y, en el prólogo a la 2ª edición, lo acusa diciendo: “Si yo hubiese podido prever para él tan envidiable fortuna, ni lo habría publicado, ni tal vez escrito”.

“España Invertebrada” conserva toda su vigencia y actualidad quizá porque la reflexión fue premonitoria y si me apuran mucho, profética. Ese libro, “ensayo de ensayo, de un índice sumamente concentrado y casi taquigráfico de pensamientos”, en su decir, Ortega lo divide en dos partes: “Particularismo y acción directa” y “Ausencia de los mejores”. En sus páginas Ortega hace una radiografía de España como nación.

Se inspira en la “Historia de Roma” de Mommsem, de la que toma este aserto: “La historia de toda nación, y sobre todo de la nación latina, es un vasto sistema de incorporación”. En paralelo, con el nacimiento, desarrollo, cenit, disgregación y fin del imperio romano, que describe Mommsem en su  Historia de Roma, da Ortega sus pinceladas de la Historia de España en la faena de incorporación, hecha por Castilla, datando su cenit en 1580. Es desde esa fecha “hasta el día cuanto en España acontece es decadencia y desintegración. El proceso incorporativo va en crecimiento hasta Felipe II. El año vigésimo de su reinado puede considerarse como la divisoria de los destinos peninsulares”.

Es a partir de esa fecha cuando se van desgajando, lentamente, las posesiones españolas. En 1898 se culmina con la pérdida de Cuba y Filipinas ¿Se paraliza ahí la acción centrífuga? Nada de eso. El proceso disgregador continúa y lo que fue “parte de un todo” se convierte en “todos aparte” y afirma: “la vida social española ofrece en nuestros días un extremado ejemplo de este atroz particularismo. Hoy es España, más bien que una nación, una serie de compartimentos estancos”.

Ortega se interroga y responde: “¿Qué nos invita el Poder público a hacer mañana en entusiasta colaboración? Desde hace mucho tiempo, mucho, siglos, pretende el Poder público que los españoles existamos no más que para que él se de el gusto de existir”.

Todo lo acontecido, tanto, desde que se publicó el librito hasta nuestros días ¿Ha servido para eliminar nuestros particularismos? Cuando parecía que la cosa se encauzaba con la Ley de la Reforma Política del 76 que posibilitó las elecciones del 77, las leyes de amnistía y la redacción de la Constitución aunque, el pueblo español, nunca fue convocado a elecciones a Cortes Constituyentes, los derroteros seguidos después, no parecen conducir a buen puerto.

En la negociación de su articulado volvieron a renacer los particularismos nacionalistas que, en su libro, reseña Ortega. El desarrollo seguido por el estado de las autonomías no parece coincidir con lo que, al parecer, idearon “los constituyentes”. Redacciones inadecuadas de algunos artículos de la Constitución junto al acerbo particularista de los nacionalismos y otras acciones deleznables, cargadas del mismo particularismo, puede llevarnos al fracaso por falta del “proyecto sugestivo de vida en común” orteguiano.

Esperemos que los españoles sepamos reconducir nuestro destino y dejar obsoleto el pensamiento de Ortega>>.

Hasta aquí lo escrito. En el tiempo poselectoral  podemos hacernos la misma pregunta: ¿Qué nos invita el Poder público a hacer mañana en entusiasta colaboración?

Viendo lo que se ve y oyendo lo que se oye, poco. Esperemos que la brújula de la nación apunte hacia la polar. MR.

 

 

 

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