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La buena noticia. Veraneo y vacaciones


      Existe gran diferencia entre aquel lejano periodo, en el que las familias pudientes se desplazaban a las playas y zonas de veraneo a fin de pasar los calores estivales, y las actuales vacaciones que duran un par de semanas, como mínimo, y a las que tienen acceso el común de los mortales. Durante un mínimo de dos meses, aquellos miembros de las clases dominantes, por alcurnia o por potencial económico, veraneaban en las playas de moda o, en el caso de Andalucía, a las más cercanas donde se iniciaba el boom del turismo.

     El veraneo se vivía de un solo tirón y siempre en el mismo sitio. Hoy en día las vacaciones alternan los destinos y la temporada de disfrute. Cruceros, viajes a lugares exóticos o parques temáticos, han sustituido aquellas viejas costumbres de sombrilla y charnaque playero. Hay vacaciones de invierno, de Semana Santa o de verano.

    Por otra parte, el acceso a las vacaciones se ha globalizado. La gran mayoría de las familias poseen un medio de locomoción que les habilita el acceso a los lugares de veraneo, o bien disponen de servicios de transporte público que les permiten acceder a cualquier lugar de descanso. A las pruebas me remito. Ayer se movilizaron un millón de vehículos en España y los medios de transporte estuvieron totalmente copados.

       La buena noticia de hoy me la transmite el progreso de esta sociedad en la que vivimos. Aun recuerdo la salida de los vecinos del Perchel y la Trinidad en busca de las playas los dieciochos de julio. Durante un día disfrutaban de una gloria que se les escapaba el resto del año. Se decía por entonces: “el diecisiete la paga, el dieciocho la playa y el diecinueve Carlos Haya”. El exceso de sol, de “comercio y de bebercio”, hacía peligrar la salud de los “veraneantes por un día” que a, algunos de ellos, les hacía pasar por el hospital.

      Desde mi casa veo llegar a riadas de bañistas que, poco a poco, invaden las playas y los merenderos de la zona para disfrutar de un hermoso Mediterráneo, tranquilo y de calidas aguas, durante una jornada que pueden repetir a lo largo de todo el verano. Ya no quedan estas playas solo en poder de lo que los viejos nativos aun denominan como “señoritos”. Gracias a Dios las vacaciones han llegado para todos. A disfrutarlas. Aun queda sitio.

 

 

 

 

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