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La queja neurótica


El verbo quejar  significa expresar una pena o dolor, afligir, fastidiar viene del latín quassiare  que significa golpear violentamente. Si tomamos esto de golpear violentamente, podríamos decir que una queja es una violencia hacia algo o alguien, pero disfrazada, en forma de lamento.

El quejío en el flamenco es un elemento fundamental de la cultura flamenca. Fue algo rompedor porque vino a revolucionar y a cambiar la forma de entender el flamenco. Es una expresión del pueblo andaluz que ha hecho de las necesidades un arte comprometido. En el quejío el cantaor desgarra la voz y es como que la carne duele, Es como si fuese un dolor sublimado, convertido en arte.

El flamenco antiguamente era un divetimento para señoritos pero también un instrumento para poner una cara alegre y dar color a un pueblo triste. Fue un grito surgido del dolor, de gentes donde la opresión y la miseria, la marginación de la postguerra los llevaba a emigrar en busca de sustento. Fue un elemento político, la expresión del pueblo andaluz, de una situación que era necesario denunciar. Lorca llegó a decir: Tierra vieja del candil y la pena.

El niño llora cuando no tiene palabras, cuando ante la necesidad del hambre imprime el llanto y ahí va obteniendo una respuesta del exterior. Después llora, se queja, espera que el adulto le resuelva. La queja también es una demanda infantil. Se queja y cae en el riesgo de no cambiar para transformar la realidad. Espera a ese adulto-solución que le saque de su situación de infortunio personal.  La queja lleva a la inacción.

Cuando el paciente viene con una queja, no es exactamente lo que le pasa, sino que encubre una cuestión que hay que transformar. Es el relato con que viene  a la entrevista, pero no es lo mismo la queja que el sintoma. La queja es el relato de su sufrimiento, de un goce  y una demanda. El sentido del sintoma es inconsciente requiere de una construcción e interpretación de lo que le pasa que el psicoanalista puede escuchar y ayudarle a transformar.

También la queja puede ser  una posición histérica. Es el yo insatisfecho, su deseo es irrealizable, nunca va a estar contento/a con nada, siempre hay un pero, porque su posición le indica que desea el deseo insatisfecho. Al estar en relación al deseo del otro, aparece en el orden de la isatisfacción donde los otros tienen algo que no tiene. Tiene que ver con la identificación con el otro. Se coloca en el lugar de victima, la que nunca puede nada, el que nunca puede nada. Vive en una posición de insatisfacción.

La insatisfacción se encuentra en el fondo de toda neurosis. Gozan y sufren de la insatisfacción.  Se limitan la vida con exigencias que jamás prodrán cumplir o con culpas que nadie podrá atajar. Se mantiene en el deseo por medio de la insatisfaccción.

En el caso Dora, un caso de historiales de la histeria de Sigmund Freud, ella lo primero que hace en su entrevista es quejarse de su padre. Se siente perjudicada del mundo desestructurado que sus progenitores han generado en derredor de ella. Pero en ese desorden que reclama, habla de ella. Los otros también es uno mismo. Freud la incluye en su relato, en la ficción que ella establece en lo que dice. En  esta posición, se coloca en esa queja, en el lugar de víctima que está privada de algo, que "no tiene", que "le falta", que "no le quieren dar", o se siente excluida. Hay un goce en esa privación, en el deseo insatisfecho. Tiene que ver con la construcción de su sexualidad.

En la queja hay también una compulsión a la repetición. Remite al complejo de Edipo, en el sentido que esa queja de que no puede lograr nada, que nada le sale bien, tiene su raíz en la pérdida de ese amor destinado al fracaso, el amor primero con la mamá que hay que sustituir, y que deja una huella, es una herida al narcisismo. Se tuvo que desengañar cuando vinieron los hermanos, la infidelidad de su primer amor. Luego eso se  puede repetir en diferentes escenarios de la vida, con otras personas, en distintas situaciones, pero tienen ese mismo germen. Se toman como un desaire algunas palabras del médico, se conducen friamente con ellos, por ejemplo. Es como si repitieran ese modelo de amor y desengaño. La vida está generada por esos influjos inconscientes. A veces vemos cómo se repiten los mismos finales y relaciones muy parecidas de amistad, de amor, entre compañeros.... Se repite lo reprimido, tiene que ver con un fragmento de esa sexualidad infantil que se va a escenificar en la transferencia de otras relaciones . Son escenas donde no hay posibilidad de placer y donde tampoco pudieron ser satisfechas.

La protesta puede ser útil cuando da lugar a la acción congruente que intenta modificar una realidad dolorosa, injusta o desagradable; pero no lo es cuando se asocia a pasividad, comodidad o inmadurez. Hay personas que se quejan, los quejicas, donde en ellos hay una imposibilidad de transformación, no hacen nada, conservan ese modo infantil, no pueden sustituir, transformarse.  Culpan a los demás, al exterior para no dar cuenta que ellos también están implicados. Un papel activo implica una cuota de creación, de riesgo, de jugarse en la vida.  Pero siguen pensando que el mundo conspira contra su realización personal.

Quedarse anclado en el lamento y la queja sólo reclamando en que algo debia haber sucedido de manera diferente o que algunos no debían de haber actuado de manera diferente conlleva un gasto de energía enorme. Pocas veces detrás de esa queja se escuchan soluciones, una posibilidad de análisis. La vida va a depender de lo que hagamos con eso, ni siquiera de lo que pasa, sino de lo que decimos de lo que pasa, y lo que hacemos o no con eso. A veces la queja es un regocijo con el efecto que produce en los demás y en uno mismo. Cuando uno se queja sigue siendo el centro de atención, ese niño pidiendo atención y reclamando. Al ser humano le cuesta salir de posiciones que le han producido placer alguna vez en su vida. Maduremos. Mejor con psicoanálisis, trabajemos para abrirnos a otras salidas que la queja.

 

Laura López Psicóloga colegiada

y psicoanalista en formación con Grupo Cero

wwww.lauralopezgarcia.com

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