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La parábola


Para un profesor de matemáticas,  la palabra “parábola” la asocia con una de las cuatro cónicas, figuras resultantes de cortar una superficie cónica de revolución con un plano. De la posición del plano resultará una u otra.   Si el corte es paralelo a la generatriz de la superficie cónica se obtiene la parábola. Cada uno de sus puntos, cumple la propiedad de equidistar, estar a la misma distancia, de un punto y una recta fijos. Esa propiedad permite definir a la parábola como lugar geométrico.

Desde hace muchos años, y como recurso didáctico para precisar el concepto, recurro al DRAE (Diccionario de la Real Academia Española). Al escribir parábola en Google en busca del significado  de la palabra, distinto del geométrico, su primera acepción la define así: “Narración de un suceso fingido de que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral”.

En el proceso de búsqueda, adelantándose a la definición, aparece un listado de parábolas evangélicas que me hizo recordar la de los convidados a las bodas; aquella que decía: ”Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, y viniendo el que te convidó a ti y a él,  te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar. Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar,  para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa. Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido” (Lucas 14:7-11).

El Evangelio no dice nada de la persona que intenta colarse y además colocarse en lugar preferente en la fiesta. Al no considerar el evangelista esa posibilidad, es de suponer que le parece impensable que tal cosa ocurra. Aunque parezca que no, ocurre.

Parafraseando a Don Mendo diré: Yo me anulo y me atribulo/ y el horror en mí perdura/ y aunque su nombre te asombre/ quien tal cosa hace tiene un nombre/ y ese nombre es ¡Caradura!

 

 

 

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