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Senectud envidiable


La senectud se define como: “El p<span class="fcup0c">eriodo de la vida humana que va desde los 68 o los 70 años en adelante, durante el cual se produce la definitiva disminución y decadencia de las fuerzas psicofísicas, hasta llegar a la muerte</span>. Para referirse al normal deterioro de esta edad se utiliza el término «senescencia»”.

Días pasados comenté la sorpresa  producida cuando Vox anuncia que, en su voto de censura al Gobierno,  propondrá al profesor Tamames, un hombre de 89 años, como candidato a la Presidencia del Gobierno.

La ancianidad del candidato haría pensar a sus oponentes que, por su edad, no iba a resistir las interminables horas de las dos sesiones, sobre todo, la primera.

Pero hete aquí que, el profesor Tamames, no sólo resistió el rifirrafe entre los Sres. Sánchez y Abascal, puesto de manifiesto en la serenidad y cordura de su exposición, sino que resistió, estoicamente, el largo y plúmbeo  discurso que, siguiendo los consejos protagóricos, nos obsequió el Sr. Sánchez  que hizo exclamar, lúcidamente al Sr. Tamames: “¡Que lleva una hora y cuarenta minutos hablando y no ha respondido a ninguna de las cuestiones que le he planteado!”. Luego soportó con entereza, el de la Sra. Vicepresidente y la insulsa perorata del resto de los intervinientes.   

Pero abundando en lo significativo de su primera intervención, hay que destacar, también, la agudeza que mostró en la respuesta a sus oponentes a quienes desarboló con maestría e ingenio.

El Congreso de los Diputados  ha desaprovechado la gran ocasión de, al margen de consideraciones electoralistas e ideológicas, rendirle un merecido homenaje al  profesor Tamames por su trayectoria intelectual, como formador de economistas y actor significado de la Transición.

Y aún más, en su persona, rendirle tributo a la generación a la que pertenece y pertenezco que, con su esfuerzo y  sacrificio transformó  la España de la alpargata y el botijo en la 9ª potencia industrial del mundo.

Y no solo eso, sino que con su preparación y serenidad, sin apenas tensiones, España pasó   de un sistema autoritario a otro democrático. “de la ley a la ley”, al decir de los reformistas, Transición que  sólo estuvo en peligro por los bárbaros asesinatos de ETA y algunas reacciones a ellos.

Ignorar eso, intentar borrarlo de la Historia es una bastarda traición a la verdad y a la sociedad española.

 

 

 

 

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