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¿Qué es la ansiedad?


   Es  necesario diferenciar el miedo, la ansiedad y la angustia, aunque se producen por los mismos mecanismos.

   Cuando duran una noche, una tarde, un instante, es por pequeñas cosas, como cuando alguna vez se tiene miedo a la oscuridad, hay ansiedad ante alguna espera... pero si ya se prolonga puede llegar a provocar enfermedades y la muerte.

  El miedo acontece frente a un objeto real, algo fuera del sujeto o alucinado. En la angustia y la ansiedad, en cambio, no se sabe de qué se tiene ansiedad o angustia.

  La diferencia entre ansiedad y angustia es que la angustia se da en el cuerpo: opresión precordial, alteración del ritmo respiratorio o del ritmo circulatorio, sensación de ahogo, mareos, se siente paralizado, vértigo, palpitaciones, temor a perder la vida, sensación de la pérdida de control, que se va a volver loco, espera angustiosa (algo malo va a pasar) pero no tiene una explicación concreta.

   En cambio, la ansiedad no tiene trastornos corporales, es decir, no tiene objeto, es más insoportable a veces que la angustia, porque la angustia lleva a pensar en algo orgánico. Si tengo una opresión precordial puedo pensar un infarto, no me doy cuenta que es angustia, Pero en la ansiedad siempre me doy cuenta que es algo psíquico porque no tiene causa, ni motivo, ni sensaciones corporales, sino que es, podríamos decir, completamente mental. Es como una anticipación, un malestar o displacer más psíquico, que no tiene síntomas orgánicos. Es como que en todas las actitudes principales las vive con urgencia, dificultad. Es más del orden de la preocupación, de la anticipación por algo en concreto, no sabe la persona lo que le pasa. Además la incertidumbre y la espera son muy mal toleradas.

   A veces prefiere concluir rápidamente las cosas para no sentir la ansiedad o directamente no hacer ciertas tareas, encuentros, situaciones. Hay una inhibición para evitar la ansiedad que supone cualquier acto.  Hay un afán por concluir, por actuar con rapidez, urgencia, que le lleva a apresurarse.

 

¿Y por qué se producen?

Los cuadros de angustia y ansiedad generalmente se producen en relación con un deseo, es decir, en situaciones psíquicas que implican profundamente al sujeto, en relación con momentos importantes de su vida, decisiones.

 Hay procesos que reprimimos como el odio, los celos, el amor, la envidia. Una angustia puede ser una represión del odio, el amor, el miedo, los celos, la envidia, que en el sujeto se vuelven contra sí mismo.

Está de base en trastornos como el estrés, que en realidad es angustia y puede acompañar al estado depresivo, fobias, obsesiones... Puede desencadenar en una fobia, que viene a resolver esa angustia (agorafobia). Los síntomas son una forma de encontrar una satisfacción pero está desplazada, sustituida, disfrazada. A través del tratamiento psicoanalítico la persona puede poner en palabras sus fantasías y desmontar sus temores, ya que éstos no son los aparentes.

Es necesario indicar que la angustia es una reacción normal, adaptativa, que favorece el rendimiento y la motivación. Cuando estamos angustiados, es que estamos implicados, pero otra cosa en padecer de ella.

  La angustia patológica inhibe el rendimiento, es desproporcionada con respecto a los acontecimientos con los que aparentemente se la relaciona o incluso aparece como un estado de aprehensión y miedo en ausencia de circunstancias peligrosas.

  Son situaciones o no que desbordan, reacciones desmedidas, respuestas por una parte incontrolables, que no se comprenden y que llevan a la persona a un callejón sin salida. La angustia viene a señalar un peligro, insistimos, un deseo inconsciente que no puede elaborarse psíquicamente. Esto produce una gran excitación en la persona que no puede manejar, pero en realidad es el temor a su propia libido. no se puede huir de sí mismo . Es como que esos deseos que eran normales en el niño y luego se tienen que reprimir, permanecen y no se pueden sustituir por otros deseos más viables y trasladar esa energía a situaciones actuales, elaborarlos. Hay deseos inconsciente que antes de mostrarse, llegar a la conciencia, por ser muy intolerados, se transforman en angustia. Es una señal de alarma o defensa. Los deseos inconscientes si no hayan un camino, buscan otro, por ejemplo con los lapsus, el olvido, los sueños. Los síntomas son una forma de encontrar una satisfacción pero desviada.

    La angustia es una señal interior frente a un deseo que esta por expresarse y no queremos que se exprese.

    Hay un estado de angustia, que es la angustia flotante, dispuesta a adherirse a la primera representación adecuada. Esta es la que influye en las esperas, en los juicios que se hace el sujeto. Es como que siempre van a pasar las cosas más terribles , siempre va a pasar lo peor.

 Hay otra angustia asociada a determinados objetos y situaciones. Son las fobias.

   Otra angustia sin un peligro que la justifique . Puede producirse sin causa aparente y de forma incomprensible , es algo espontáneo sin que exista peligro alguno.

  Hay un sello edípico en la angustia. Angustia de castración, de hacerse un sujeto de su propio deseo, producir su vida, interrumpir una forma de gozar que tiene que ver con la mortalidad, salir de esa madre fálica , es transformar esa posición psíquica. La angustia señala de alguna manera esa cuestión infantil .

     Lo que no ha podido ser expresado con palabras se hace con el cuerpo, como si de un estado de inmadurez se tratara

    El tratamiento psicoanalítico va encaminado a llevar a esa persona a poner esa energía en otro camino más adecuado a su vida, a veces dando un nuevo cauce a sus deseos, o generando nuevos deseos. Todo tiene que ver con los psíquico y las palabras son la representación de las cosas, le dan cuerpo y voz a lo reprimido.

  Vivir angustiado es más del orden del síntoma, es decir, no es lo mismo angustiarse que vivir angustiado.

  El paciente puede acudir a consulta con síntomas como que se encuentra alterado, con pensamientos negativos frente a sus seres queridos, miedos, sensación de ahogo, taquicardia, miedo a morirse. En muchas ocasiones, no sabemos afrontar las cosas, poner en palabras aquello que nos genera malestar o aquello que nos genera incertidumbre lo hacemos a través de síntomas como el temor, las obsesiones, o síntomas orgánicos (palpitaciones, dolor de estómago, úlcera)

    Si no realizamos los cambios oportunos esa angustia se va instalando y encuentra esa mala solución, que es el síntoma.

      Es necesario alertar contra la automedicación y la utilización de fármacos. Puede agravar los síntomas, hay muchos peligros ocultos que ocasionan los fármacos.

    También recomiendan la relajación, desconectar, no hacer nada, pero lo que ocurre entonces que a la vuelta del descanso lo problemas no resueltos acucian con más intensidad, decepcionando al paciente. Su estado corresponde más bien a conflictos psíquicos inconscientes que de esta manera se camuflan pero no se resuelven y se van a seguir manifestando ante cualquier mínima ocasión.

 Como síntoma psíquico que es, la ansiedad se cura con un tratamiento psicoanalítico

     A veces pasa que los cambios pueden generar cierto malestar, porque pensamos que nuestra vida va a cambiar. A través del tratamiento psicoanalítico se ayuda a los paciente a desmontar sus temores. Ante una crisis de ansiedad es necesario ayudar a que hablen, aportarles seguridad. El tratamiento luego va más allá, se descifran los pensamientos que le han llevado a tal situación y hay una transformación en la persona en la manera de gestionarse a sí mismo y a la realidad a través de la interpretación construcción en la transferencia con el psicoanalista, en esa relación de confianza que acontece en su tratamiento.

    Los síntomas son lo primero que remiten en el tratamiento psicoanalítico. El tratamiento le va a contener, pero tiene que tratarse para que haya una transformación, ayudarle a crecer, como una madurez psíquica, a no temer sus deseos, poder afrontar los cambios, los problemas en su vida. Una vida sin problemas no existe. Recordemos que los síntomas tienen que ver con la vida íntima de las personas, su historia de deseos, sus conflictos psíquicos. A ese saber sólo puede accederse, producirse a través de la interpretación psicoanalítica, la producción de la realidad psíquica de la persona, su inconsciente.

 

Laura López, psicóloga y psicoanalista

 en formación continua con Grupo Cero.

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