Nunca escuchan a la razón

La verdad nunca puede construirse ni inventarse, sino deducirse de una observación de la realidad con la razón. Es, digamos, una conclusión de tu atenta o de tu correcta racionalidad muy bien usada y administrada. Nunca es ya “algo dado”, heredado, montado, construido, establecido, deliberado o comunicado, ¡nunca!

Nunca es algo comunicado porque antes tiene que estar muy bien o racionalmente comunicado, sí, autocorregido, concretado, contrastado y depurado de cualquier incidencia irracional o de sinrazón. Por lo tanto, la verdad frecuentemente “muere” ya en la comunicación o es, en ceguedad, negada o escindida.

La verdad en la comunicación, en claro, es muy imposible si la comunicación a realizarse es corporativa, fanática, interesada, sectaria, selectiva de clase social, unidireccional, demagógica, “linchadora”, propagandística o, en estupideces o en despropósitos, irracional.

Porque, para que en la comunicación sea posible y fiable la verdad, se necesita que tal comunicación escuche a la razón en todas sus reglas y dimensiones. Esto es, sin dejadeces, ahí prevaleciendo solo un puro discurso racional con una finalidad exclusivamente quirúrgica en cuanto a la realidad se refiere. La comunicación en efecto no ha de buscar lo racional, no, sino ha de ser desde el principio el hecho racional mismo. Así es.

¡Es básico eso!, hay muchos intelectuales en la sociedad que jamás de los jamases se han servido de los medios de comunicación o de la misma comunicación social para una finalidad racional, ¡cierto!, porque lo único que han evidenciado es que aman o venden solo sus discursos autodiseñados (o sea, solo se escuchan a ellos mismos a través de un narcisismo que mantienen con la naturaleza sus propios discursos).

Son miles. Por ejemplo, Santiago Abascal, jamás escucha a algo que sea racional en cuanto se comunica o él comunica, ¡jamás elevado al infinito!, sino lanza su interesado-preparado-cerrado discurso con todas las argucias y finuras posibles de manipulación para que en adelante piquen muchísimos y queden ya seducidos-atrapados por tal estrategia (inmoralmente) interesada.

Vuelvo a repetir que en la comunicación es imposible la verdad si siempre lo irracional está con prioridad escuchado; y lo irracional es (¡obvio!) el comunicar interesado, previsto, oficial o sirviente, gustado, cultural o subjetivamente establecido (en “niveles de audiencias”, etc), coaccionado, inflexible o propagandístico.

He ahí que sin remedio a veces, en una ausencia de escucharse siempre a lo racional antes de realizarse cualquier comunicación, lo único que se desarrolla ya en consecuencia es la MANIPULACIÓN, sí, una u otra manipulación personalizándose en multitud de “aprovechados” (de rentabilidad de manipulación) que consiguen solo una seudoverdad casi perfecta para que todos la digieran mentalmente, eso y, ¡ay!, todo un asco para quien sea decente o ético.

José Repiso Moyano