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¿Cómo son para ti la vuelta de las vacaciones? ¿síndrome postvacacional?


         La vuelta de vacaciones es un proceso de adaptación al fin  y al cabo que en muchas ocasiones se patologiza. Desde hace un tiempo se ha descrito lo que se denomina síndrome postvacional. Este síndrome se caracteriza por un conjunto de síntomas como cansancio, tristeza, nerviosismo, fatiga, irritabilidad, insomnio, hipersomnio, dolores musculares, falta de interés, trastornos digestivos, inquietud, indiferencia.... Si se prolongan más de dos semanas podría haber otros problemas asociados.  Nuestro cuerpo habla cuando no podemos simbolizar a través de la palabra y en el final de las vacaciones se ponen en juego cuestiones muy significativas. Los finales están relacionados con  nuestra finitud, nuestra mortalidad .  Hay un cambio, un final y un comienzo, que en muchas ocasiones es difícil de elaborar.  Podemos hablar de la dificultad para sustituir, de una posición melancólica ante las pérdidas y los cambios. Aunque en cierta manera es normal sentir cierta tristeza porque nos cuesta abandonar posiciones anteriores que nos han proporcionado placer,  no pasa sólo con las vacaciones, sino también con otros aspectos de la vida.

         Por otro lado, el trabajo está muy denostado en las sociedades actuales y las vacaciones están  sobrevaloradas. Se caen en fantasías e idealizaciones, expectativas muy altas donde las vacaciones se piensan como el súmun del bienestar personal, el polo opuesto al trabajo. Pero las vacaciones son una consecuencia, no una causa. Es un tiempo para el descanso, el cambio de actividad porque también hacen falta las puntuaciones, los límites, los cambios en una vida, tal y como acontece en un texto, donde los puntos, las comas...le dan sentido al mismo. El trabajo es una fuente de salud, nada nos viene dado y es necesario para transformar la realidad. Es cierto que estamos en sociedades injustas, pero el trabajo nos permite socializarnos, poner nuestra energía psíquica en un bien común, es  una fuente de autoestima y  amor social.   Nos ata fuertemente a la realidad.

         ¿Cómo  pensamos las vacaciones? A veces las vacaciones se utilizan como un premio, las “merecidas vacaciones” o una vía de escape desesperada para huir de la propia realidad.  Hay quien se rinde a  los excesos como modo de evasión o compensación por un año de “contención”. Después hay una vuelta a la realidad, frente a frente con las mismas situaciones, problemas, modos de hacer y reaccionar . Si no hay un trabajo psíquico en la persona, todo volverá a ser similar. Las vacaciones no nos van a salvar de nada ni a transformar en nada. Otra vez tenemos que tener en cuenta el concepto de trabajo, también en la salud.

         Tal vez habría que revisar nuestra forma de pensar porque la vuelta a la rutina nos pone frente a frente con nuestra vida. A veces las vacaciones hacen de válvula de escape a situaciones que no podemos manejar, a una insatisfacción en general con la vida. Trabajar, un sueldo, hijos...estamos en el circuito de la necesidad.  ¿Pero hay goce en tu vida?  No nos enseñan a ser felices, y estamos alienados a un sistema que no tiene en cuenta al ser humano, sus deseos. Sería un buen momento para cuestionarse ciertas cosas. A veces uno se encuentra  mal en su propia vida y se queda en la queja. Puede ser un buen momento para comenzar algún proyecto, comprometerse con otros. Hay pactos que sostienen a las personas en la salud, el bienestar, el desarrollo. Esos son los que nos convienen porque nuestra energía psíquica siempre se va a encauzarse en algún lugar.

         Para volver a la rutina también hay un periodo de adaptación porque en las vacaciones hay cambios de rutinas, de horarios, de comidas, en el descanso... y ahora toca adaptarnos a la nueva realidad. Empezar a retomar horarios de manera progresiva para que no sea un cambio drástico es muy importante.

         Es necesario conectarnos con el presente, no caer en idealizar el pasado y planificar el futuro. El deseo, motor de vida, se ha de encauzar en la proa de algún proyecto, sino puede generarnos malas pasadas. Volver la vista atrás es imposibilitarnos nuevos horizontes. Planificar actividades que promuevan la realización personal, de la creación, profesional, nos ayudará, pues podremos dar un cauce a las insatisfacciones de la vida, a nuestros deseos (incluso aquellos que reprimimos) que van  a buscar siempre  una salida. La felicidad está en el camino del trabajo.

         Enriquecer nuestra vida con proyectos, ilusiones, utopías, relaciones, trabajo para realizarlos, el aprendizaje de algo nuevo, mantenerse en lo que nos hace bien...harán que podamos adaptarnos mejor a los cambios, a los fines de temporada, a sustituir.  Para que algo nuevo comience, algo también hemos de dejar atrás.

 

 

Laura López

Psicóloga y Psicoanalista

www.lauralopezgarcia.com

 

 

 

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