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El banquete de los chimpancés


Que los élitros de los insectos estén perfectamente sincronizados no impedía que formaran parte del banquete que se estaba dando aquel grupo de chimpancés. Tenían de todo: frutas y plantas, insectos, huevos y carne, incluida carroña. Se manifestaban felices ante la abundancia. Uno de los insectos trató de abrir sus élitros para dejar libres sus alas voladoras, tan finas y sensibles. Un manotazo lo redujo a bocado inmediato.

Para el estudio del comportamiento del chimpancé, contemplábamos la escena mediante cámaras de vídeo camufladas entre los arbustos y matojos del lugar. Paso a paso se seguían y grababan los movimientos del grupo desde las pantallas de nuestros ordenadores. De pronto, dejamos de percibir las imágenes que transmitía la cámara número 3. Otras cámaras nos revelaron el manotazo que le había proporcionado un chimpancé hembra, como si fuese consciente de nuestras observaciones. A sus gritos se dispersaron los miembros del grupo. Ya habían terminado sus celebraciones...

¿Qué manotazos podemos dar nosotros a tantos elementos de control como nos cubren y vigilan las veinticuatro horas del día? Y si eliminamos algunas galletitas de las que nos invaden, ¿cuántas nos quedan por suprimir todavía? Nadie puede librarse hoy del Gran Hermano.

Pero ¡oh incongruencia!, yo soy parte del Gran Hermano que vigila y estudia los chimpancés.

 

Antonio García Velasco

https://agvelasco.blogspot.com/

www.agvelasco.es

 

 

 

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