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El segmento de plata. Las plagas del siglo XXI


         La Biblia recoge en el Éxodo como Moisés advirtió a los dirigentes egipcios de la serie de  calamidades que les infligiría Dios si no redimían al pueblo judío de su esclavitud. Al no hacer caso de sus advertencias, las distintas plagas se fueron sucediendo hasta que llegó la liberación del pueblo judío que había permanecido cautivo durante muchos años.

       La relación de las plagas, que finalmente llegaron a término, es un compendio de terribles castigos casi siempre relacionados con catástrofes y sufrimientos que romperían la prospera vida de aquel pueblo prepotente y que era regido por unos dirigentes dictatoriales. Su catalogo es el siguiente: ranas, piojos, agua que se convierte en sangre, mosquitos, moscas, peste del ganado, úlceras, lluvia de fuego y granizo, langostas, tinieblas, saltamontes y, finalmente, muerte de los primogénitos egipcíacos.

          ¿A qué nos suena esto? No se si será por casualidad, pero a nuestro sufrido pueblo se le han presentado sucesivamente: pandemia, confinamiento, muertes, nevadas, incendios, terremotos, volcanes, guerras varias y, para colmo Putin. Nos faltaba la décima. Ya ha llegado. El cielo se ha puesto amarillo. Ha llovido barro sólido y nos hemos puesto todos pingando. (Que conste que he omitido una noticia que nos ha pasado bastante desapercibida. ¡Días atrás el Melillero ha tenido un choque en medio del Mediterráneo! Gracias a Dios sin mayores consecuencias).

        ¡Ay Señor! ¿Qué nos falta? No nos falta nada. Ya tenemos bastante con la que nos ha caído y nos está cayendo. La naturaleza y la mala leche de algunos, nos está avisando de que estamos abusando del planeta y estamos volviendo al culto a los dictadores y su mandato. Tenemos demasiados “poseedores de la verdad”. Esta vez no es cosa de Dios. Es culpa del mal uso que hacemos de nuestras libertades.

       Pienso que deberemos ser más humildes y más agradecidos a lo que hemos mejorado nuestras vidas. Debemos hacer prevalecer el sentido común y el reparto más equitativo de los bienes. No abusar de la gente ni de la naturaleza. En fin, escarmentar en cabeza propia y conocer mejor la historia. Esto nos ayudará a no  repetir los errores cometidos por nuestros ancestros. Nos estamos pasando. ¡Ya está bien de plagas!

 

 

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