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La buena noticia. Una hora más


    Como se cumplan todas las promesas del gobierno que estamos recibiendo en estos días, anunciándonos futuras rebajas, unidas al ahorro propio del horario de invierno, nos van a suministrar la energía gratis y encima, nos van a indemnizar por poner las lavadoras. Es broma. El recibo de la luz pende sobre nuestras cabezas como una espada de Damocles.

    Nos tendremos que adaptar al madrugar una hora más y acostarnos con las gallinas. Pero no hay mal que por bien no venga. Este domingo, primero de octubre, vamos a tener una hora de propina que estimo debemos aprovechar. Llevamos un par de añitos tan puñeteros que cualquier novedad que nos haga salir de la abulia y la tristeza es muy de agradecer.

     Por todo ello les propongo, y me propongo, aprovechar esta hora que nos encontramos de forma extraordinaria. Aunque no tenga una recompensa económica. Pero puede llevar consigo una posibilidad de realizar aquello que no hacemos cualquier otro día de nuestra vida.

    Una hora da para mucho. Recordarán ustedes el deseo que manifestamos a las parturientas de “una horita corta”; o cuando se habla de “la hora de la verdad”, ante cualquier evento complicado o ante una situación difícil. En algunos establecimientos se denomina “la hora feliz” a aquella en la que se rebajan los precios o se ofrecen consumiciones gratuitas. Etc., etc.

     El contar con una hora más es una buena noticia. Unos la aprovecharán para prolongar su sueño y alcanzar un descanso reparador -en especial aquellos que se han visto involucrados de alguna forma en la vorágine de una larguísima procesión que ha inundado el otoño malagueño de reminiscencias primaverales-. Otros la utilizarán en seguir dándonos la tabarra con una fiesta totalmente pagana como es el Halloween, casi simultaneada con una maravillosa explosión de fervor ciudadano. (Los turistas que no conozcan nuestra idiosincrasia van a pensar que la una es la continuación de la otra).

    Pensando de una forma menos socarrona, creo que es una buena noticia el que aprovechemos esta hora de propina para visitar a nuestros familiares, especialmente a los mayores y a los enfermos; que nos acordemos de nuestros difuntos; que recordemos a aquellos con los que hemos convivido y que ya se encuentran con el Padre; que sigamos con las tradiciones seculares y nos surtamos de “buñuelos o de “huesos de santo”. Todo ello nos ayudará a ser más llevadera esta situación pandémica, económica y triste de la que estamos saliendo poco a poco.

    Mañana es el día de Todos Los Santos. Aun recuerdo la vieja tradición de mi familia que consistía en llamarnos los unos a los otros para felicitarnos mutuamente por seguir vivos. Los que convivíamos nos reuníamos alrededor del brasero y comíamos castañas y “rosetas”.

Vivamos este día, en esa hora que tenemos de propina, recordando a esas personas de buena voluntad que vivieron entre nosotros y siguieron el ejemplo de Jesús de Nazaret. Aquellos que pasaron y pasan… haciendo el bien.

 

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