Publicidad

El segmento de plata. Viejos


    Durante una gran etapa de mi vida, especialmente a partir de mi jubilación unida a la redacción de una tesis doctoral sobre los mayores, he intentado evitar la descripción de una situación vital como la de “vejez”.

    He utilizado todo tipo de pseudo sinónimos que intentaran suavizar la realidad. “Mayores”, “tercera edad”, “segmento de plata”, etc. Todo ello para evitar la cruda y maravillosa realidad. Los de mi quinta somos viejos.

     El ser viejo no es un insulto, ni un tratamiento peyorativo. Simplemente es la constatación de una realidad. Con sus ventajas e inconvenientes. Pero siempre maravillosa si se acepta con naturalidad. La entrevista a Pérez Reverte ha dado mucha luz a una sensación que rondaba desde siempre en mi pensamiento.

-      El viejo "no es contemporáneo, nunca puede serlo" porque "si un viejo quiere serlo, es ridículo o hace el payaso". El "problema" que tiene es que "no puede adaptarse a un mundo que ya no es el suyo". "Pero, por otra parte, tiene una ventaja: tienes una larga vida, unas lecturas (los que las tienen), una experiencia, una lucidez que te dan los años y la vida... Así se expresaba de una forma, a mi entender muy acertada,  el Académico de la Lengua.

"El joven antes aprendía del viejo lo que la mirada le había dejado", "Ahora no, ahora lo que estamos haciendo es apartándolos y marginándolos". El escritor continuaba diciendo: “estamos privando a los jóvenes de la experiencia del viejo porque, mientras antes se aprendía de él, ahora tendemos a apartarle".

   Terminaba diciendo que al apartar a los viejos se está perdiendo la memoria y la experiencia. Cuanta realidad en su discurso. Tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra edad, nuestra vida y nuestra experiencia. Pienso que debemos evitar el intento de mantener un status de jóvenes, ni siquiera de maduros, que no nos corresponde. Lo cual no nos permite convertirnos en unos “abuelos cebolletas”. Esos que solo se dedican a añorar los viejos tiempos, sino aportar lo mejor de cuanto hemos podido almacenar en nuestra experiencia vital a lo largo de nuestra vida.

    Decía un pensador que “poca gente domina el arte de saber envejecer”. Pérez Reverte, a sus setenta años, es un ejemplo de domino de la vejez.

 

 

Comentarios
    No hay comentarios
Añadir comentario
- campo obligatorio (*)

Normas de uso
  • Esta es la opinión de los internautas, no de El Faro de Málaga
  • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.