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La vidalita


Al modo de las películas, trató de ganar su amor llevando a unos gauchos para que le cantaran una de sus vidalitas. La melancolía que expresaba la canción afectó tanto a Beatriz que cambió su estado alegre y optimista por tristeza y pesar, desgana y pesimismo.

—Nunca te querré —anunció cuando él fue a entregarle un ramo de rosas. Y rehusó el regalo.

—Beatriz, mi vida. No puedes rechazar mi amor.

—Nunca te querré.

Desde aquel día, lleva ante el balcón de Beatriz una banda con el repertorio de la alegría. Pero ella sigue sumida en la depresión.

 

 

Antonio García Velasco

https://agvelasco.blogspot.com/

www.agvelasco.es

 

 

 

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