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“Una mano invisible”


Es el título de un librito, de reciente publicación, escrito por el sacerdote ruandés Gaétan Kabasha que narra las peripecias sufridas, desde el 15 de Julio de 1994, siendo seminarista, cuando tiene que abandonar su tierra hacia el Zaire, hoy República Democrática del Congo, huyendo de la fratricida y despiadada guerra de Ruanda, hasta nuestros días.

En su prólogo describe cómo, diecinueve años después de su obligado exilio, vuelve a su tierra y contemplando una puesta de sol “no comprendía cómo el pueblo que habitaba aquel paraíso había podido pasar de una paz legendaria a una de las matanzas más atroces de la historia reciente de la humanidad”.

En esos años fue ordenado sacerdote y en los siguientes se doctoró en filosofía. En la parroquia de San José de las Matas de Madrid, tuve el privilegio de asistir a varias misas oficiadas por él y se percibía en sus palabras en las homilías, en un español muy bien aprendido, que era un hombre de fe. La fe que mueve montañas es la que lo ha mantenido firme sin que  las dificultades y penurias pasadas y el dolor, profundo dolor de su pueblo, por el odio germinado entre sus habitantes desencadenante de tanta deshumanización, la haya debilitado.

Ha fundado la Asociación Universidad para el Desarrollo de África (AUDE África),  en la que ejerce como consejero espiritual. AUDE “Tiene como objetivo financiar los estudios universitarios de nativos y residentes en áreas del continente africano que carecen de los medios económicos necesarios”. En justa reciprocidad, las personas formadas con fondos de AUDE y se incorporen al mundo laboral, deberán asociarse devolviendo el importe recibido en su formación para contribuir así, a que otros puedan beneficiarse del proyecto en una cadena indefinida e ininterrumpida.

El Padre Gaétan sabe, por la experiencia vivida, que la formación es el pilar básico del desarrollo de los pueblos. Que su proyecto es a largo plazo y que las personas beneficiadas se incorporen al flujo económico de la Asociación, es esencial para su futuro. También sabe que hay que restañar las heridas del terrible genocidio sufrido en su patria que debe  aplicar la cirugía estética adecuada para eliminar tantas cicatrices. Ruanda tiene que erradicar “el odio, ese sentimiento que anula la razón y la oscurece [que] había provocado destrozos indescriptibles en apenas tres meses”.

Desde la modestia de estas páginas agradezco al padre Gaétan el testimonio de su vida y el esfuerzo por el desarrollo espiritual y económico de su patria y animo a los lectores a que se informen sobre AUDE y experimenten que en este mundo, aparentemente descarnado, vibran almas que un espíritu profundamente cristiano inunda.

Página de  AUDE:  https://www.audesarrollo.es/

Testimonio del autor: https://www.rtve.es/play/videos/testimonio/mano-invisible/5992820/   

 

 

 

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