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El segmento de plata. ¡Qué ingenio!


      A lo largo de mis paseos matinales por el rústico paseo marítimo  de mi paraíso particular, donde me recupero de las escaramuzas urbanas que nos rodean a los urbanitas durante el resto del año, me dedico a observar los esfuerzos de los que, desde primera hora de la mañana, se preocupan de dejarnos las playas limpias y en perfecto estado de revista.

     Los paseantes aun nos miramos con recelo y una especie de vergüenza por habernos desprendido, a medias, de las odiosas mascarillas. Las llevamos casi puestas para no perder el tiempo en ajustárnoslas si nos acercamos demasiado a algún transeúnte. La inmensa mayoría seguimos teniendo un respeto casi ciego a las diversas recomendaciones que se nos da desde la administración.

     Con gran alborozo. y el agradecimiento de mi señora esposa, aun no se han considerado estas playas como libres de humos y de tabaco. Siguen fumando los bañistas y derramando nubecillas de humo los asadores de espetos de los diversos merenderos.

    Pero el ingenio malagueño –yo no lo he visto en ninguna otra playa- ha propiciado la posibilidad de eliminar las colillas del cenicero natural en el que la mayoría de los fumadores depositan sus colillas: la arena de la playa, o directamente, el propio mar mediterráneo. Como si no tuviera bastante con los miles de detritus que se lanzan al mismo sin ningún tipo de recato.

   Como pueden ver en la foto adjunta, en el acceso a la playa han clavado un poste desde el que penden un par de decenas de ceniceros gigantes, fabricados con latas vacías de refrescos recicladas y rotuladas para dicho uso.

    De momento están allí. No se lo que duraran. Pero reconozco que se trata de un esfuerzo encomiable. Además se encuentra a escasos metros del cuartel de la Guardia Civil, lo que le da más formalidad al tema.

    Lo siguiente pienso que debe ser el acotar una zona del mar, a ser posible a una buena distancia de la costa, para que los usuarios de las tablas inflables que se han puesto de moda –casi todos con la L puesta-, desde las que se pegan unas caídas importantes, se desmoñen sin atropellar a los tranquilos bañistas, bañistos y bañistes que se sumergen tranquilamente en una zona que debería ser tranquila.

    Concluyo. Enhorabuena a los que han tenido la idea y la han puesto en práctica.

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