Buen momento para dar fe de mi agradecimiento a personas y situaciones durante esta prolífica semana en distintos acontecimientos acaecidos durante la misma.
Vaya en primer lugar mi gratitud a Luis Enrique por conseguir que podamos disfrutar de unos octavos en la Eurocopa jugando contra Croacia.
También al presidente de la CEOE por su apoyo a los indultos concedidos por el gobierno central a los líderes del catalanismo radical, y comprobar su llanto por las puyas recibidas. Buenísimo que uno de los asistentes a la reunión de los empresarios le ha espetado: “no llores, Garamendi, que tú eres vasco”; un detalle en toda regla.
A los indultados porque a la primera de cambio, o sea, ya en la calle, han dado muestra de arrepentimiento por los “pesados” sucesos que lo llevaron a chirona y que, ya libres, han vuelto a proclamar su deseo de hacer lo mismito en cuanto puedan; no puedo olvidar a Otegi que, lógicamente, ha solicitado que todos los presos vascos a la “rue”.
Claro es que Pedro Sánchez se lleva la palma por su benevolencia: qué decir de la bajada del IVA en el recibo de la “silla eléctrica”, el inicio de los viajes del Imserso para el mermado ejército de personas de madura edad, la posibilidad del no uso de la mascarilla en exteriores siempre que se lleve una cinta métrica para poder medir el metro y medio de distancia con el próximo, o sea, hay que llevarla en el bolsillo.
Especialmente me ha conmovido su deseo de conformar un nuevo Estado, una nueva España; ignoro si vamos camino de una Confederación o a un Estado federal asimétrico, por lo que dejaría de ser federal.
Todo ello requiere del cambio de nuestra Constitución, esa ley de leyes tan difícil de modificar en su esencia: la Monarquía Parlamentaria.
Nota: Este “copo” se ha publicado en “El Faro de Málaga” y “La Opinión de Málaga”.
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