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El segmento de plata. Cuando empiezas a estar mayor


    Creo que todos somos expertos en estudiar nuestra vida. Sabemos perfectamente cuando estamos bien o mal, en forma física, en  buenas o malas condiciones psíquicas o mentales, etc.

   Si nos paramos a pensar, nos pasamos la primera mitad de nuestra vida deseando hacernos más mayores. En la primera fase queremos acabar rápidamente nuestra etapa escolar, poder salir solos, acostarnos tarde, conocer a personas más mayores de otro sexo, beber una cerveza o fumarnos un cigarrito. Cuando nos encontramos en la juventud deseamos acabar los estudios, encontrar un empleo, independizarnos de casa, tener el vehiculo propio, etc. Todo esto se alcanza haciéndonos más mayores. Deseando que los años pasen velozmente.

    La siguiente etapa es la de consolidación. Formar una familia, obtener una situación económica estable, tener hijos y verlos crecer. Siempre deseando que pasen los años para obtener ascensos laborales, culminar negocios y ver a nuestros hijos mayores.

    Inopinadamente cambia el signo de nuestros deseos. Nos comienzan a hablar de usted, nos quedan pocos proyectos por realizar, se nos pone el cabello blanco o comenzamos a perderlo. Nos preocupa la salud y el estado de nuestras arrugas, tomamos el deporte como una necesidad, no como una diversión. Definitivamente hemos cambiado. Comenzamos a añorar tiempos y estados pasados. Empezamos a ser mayores.

   El último proceso se realiza cuando pasamos de ser mayores a estar mayores. El ser es un hecho, el estar es una aceptación casi siempre dolorosa y resignada. La actitud más inteligente es la de aceptar nuestra edad física, pero seguir manteniendo la ilusión por realizar proyectos que den sentido a nuestra vida. De dar utilidad a nuestras capacidades físicas y mentales. Nada que ver con esas horrorosas operaciones estéticas que dejan unas caras acartonadas y unos cuerpos plastificados. Pienso que hay que envejecer con dignidad.

    Creo que el quid de la cuestión es el convivir con nuestro montón de años, pero procurando no estar mayores. Acabamos de superar unas circunstancias muy desfavorables con motivo de la pandemia. Pienso que ha sido un tour de force para valorar nuestra situación. Si somos o estamos. La mayoría la hemos superado con nota.

   He leído en un artículo de la revista de la Universidad Maimónides el siguiente párrafo:

Un buen envejecer no sólo es la ausencia de arrugas, sino también asumir una madurez donde la persona se sienta realizada y feliz. Se trata, ni más ni menos, de vivir sintiéndose bien con uno mismo en comunicación con los demás. No tengo nada más que decir. Me voy a nadar un rato.

 

 

 

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