Algún día dedicaré mi tiempo -hoy desde luego que no- a analizar el “Documento-50” creado por el gurú “Iván Redondo y los siete magníficos” en el que se analiza la España que nos gustaría tener dentro de medio siglo, pues un servidor, por ahora, al igual que “El Cholo” bastante tengo con “el día a día”, y me faltan fuerzas para ir tirando con este áspera cotidianidad de la maldita mascarilla, la falta de besos, el lavado de manos a todas horas y la retahíla de contradicciones que se ha liado con la tristemente famosa vacuna AstraZeneca que, a un servidor particularmente, le tiene altamente preocupado.
Nos salva del aburrimiento nuestra querida Cataluña que, al igual que “Bartolo con su flauta” ha comenzado de nuevo con la misma mandanga de siempre, a saber: la República y su independencia del cuajo españolista que, de nuevo, vuelve a mirar a los amantes de Messi para ver la forma de arreglar este desaguisado que nos entretiene y nos lleva a un laberinto jurídico sin solución posible.
Y como resulta que Pedro Sánchez ha nacido para ser un “mandón”, buscará la manera, a pesar de que el PSOE aprobó en el Senado el famoso artículo 155 de la Constitución, de seguir en el “trono” cueste lo que cueste, aunque para ello tenga que aprobar los indultos necesarios.
Pero no puede hacerlo porque Oriol Junqueras, en su turno de “última palabra”, en aquel famoso juicio afirmó, al igual que todos los acusados, que en caso de verse libre volvería a hacer exactamente igual, o sea, proclamar la república catalana.
Y esto lo saben los jueces, Illa, el señor Uribe, ministro de Cultura y buena parte del pueblo español. Y si no hay indulto, no hay legislatura, y por ello el ministro de Universidades tendrá que ponerse a trabajar.
Tal vez, no sé, nos salve Bartolo que puede estar tocando la flauta toda una vida.
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