Te envío mi mensaje y no te llega:
vives ya en la distancia de la muerte.
Decía simplemente que tu ensayo
sobre el maestro Mario Benedetti,
tu poema... salieron publicados…
Mandado ya lo había cuando suena
la más triste noticia, enorme piedra
que aplastó fieramente mi esperanza
de alegrar tu mañana con la nueva:
ya vivías en ese más allá
de incertidumbre triste y misteriosa.
Me quedé anestesiado, en sudor frío,
en dolor de amistad sobrecogido.
Perdemos un amigo... un poeta...
una enorme persona, un hombre bueno.
El consuelo nos queda de tus obras,
dignos libros de versos bien compuestos,
medidos como un clásico midiera,
sonoros, expresivos, entrañables.
Sigue escribiendo versos aunque nunca
podamos, ya jamás, gozar leyendo
sus cadencias, sus ritmos sabiamente...
Nos llegarán quizás con esos rayos
que marcan las mañanas soleadas
de esta Málaga nuestra tan ingrata
con sus hijos valiosos como tú.
Acaso nos consuele la lectura
de tus libros escritos, generosos...
Acaso nos consuelen los recuerdos
de los momentos gratos compartidos...
Acaso me consuelen estos versos
que en desconsuelo escribo para ti.
Acaso, acaso, acaso y tú lejano.
Málaga, 16 de mayo de 2021
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