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“El infinito en un junco”


Mis hijos saben que los libros son los regalos más apreciados por mí. En estas Navidades he recibido, para mi sorpresa y gozo, “El infinito en un junco”; como subtítulo aclaratorio: “La invención de los libros en el mundo antiguo” cuya autora es Irene Vallejo, doctora en filología clásica quien muestra, a lo largo de la obra, sus profundos conocimientos y erudición.

La abundancia de citas, y la extensa bibliografía, muestra el concienzudo trabajo llevado a cabo para alumbrar tan recomendable obra. Su autoría exige ser apasionado de la lectura y persistente amante de los libros. Es esa pasión la que vibra en sus páginas que puede sintetizarse en estas sus palabras: “Leer es escuchar música hecha palabra. Es cercanía y extrañeza. Es a veces hablar con los muertos para sentirnos más vivos. Es viaje inmóvil. Es una maravilla cotidiana

El título se basa en un hecho histórico; los egipcios escribían en papiros que se obtenían de juncos, que sólo crecían a orillas del Nilo; al machacarlos y mezclar su pulpa, y extenderla, se obtenían, por superposición, planchas que luego se enrollaban para que ocupara menos espacio en una de cuyas caras se escribía. Este material, de naturaleza delicada, sustituyó con éxito a las tablillas de arcilla. Su conservación exigía atención extrema para evitar su deterioro. 

En su prólogo afirma: “El libro ha superado la prueba del tiempo, ha demostrado ser un corredor de fondo”. Tal aserto lo prueba la existencia de tanto libro a lo largo de la Historia. Como muy bien dice: “Silenciosamente, las bibliotecas han ido invadiendo el mundo

En los primeros compases se refiere a Alejandría, foco de cultura, la gran ciudad fundada por Alejandro Magno cuya biblioteca enriqueció Ptolomeo III, descendiente de aquel Ptolomeo, el primero, general de las tropas greco-macedónicas y amigo íntimo de Alejandro quien, a la muerte de éste, fue rey de Egipto iniciando la dinastía que duró varios siglos.

El denso contenido del libro se apoya en los datos que aportan autores rigurosos que despliega, para información del lector. Asimismo discurre por las obras relevantes que entretejen y fundamentan las ideas que en él desarrolla.

He gozado bastante con su lectura. Espoleada de continuo mi curiosidad intelectual, me impulsa hacia algunos de los títulos citados que poseo en mi biblioteca. Tal alternancia en la lectura me obliga a ralentizar la que comento pero añadía un nuevo placer por las sucesivas conexiones ampliando el espectro del contenido del libro.

Para los que disfrutamos con la lectura y las obras de calidad, tanto por su valor informativo como cultural y literario ésta es altamente recomendable. Viene bien traerlo a colación en el día del libro.

 

 

 

 

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