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Obligan al mal a los demás


Si las sinrazones son (por los que tienen las máximas responsabilidades sociales) admiradas, justificadas (con otras sinrazones) y sobreprotegidas (con demasiados recursos de poder o de triunfante beneplácito social), significa eso irrebatiblemente que las sinrazones (o el mal) se están cargando de imposición social o de único camino permitido; mientras que, lo contrario (un sujetarse exclusivamente a la imparcialidad de los valores éticos o de la razón), queda vetado o desprestigiado o “demonizado” o castigado por todo el que se atreva a defenderlo o a realizarlo. Es decir, hay un “prohibir” que alguien quiera ser bueno o, en claro, ¡hay un no dejar vivir al bien!

Lo digo más claro: Si tú a parte de tus hijos le vas consintiendo todos los días una valoración, premiándosela encima, pero a ése hijo en concreto que te demuestra racionalmente las cosas lo frivolizas o le niegas hasta el agua (la limpia), pues por evidencia total tú estás obligando a que todo sea un mal adaptado pillamente a tus necesidades o a tus caprichos-negocios mentales. Exacto, con ello generas un mal en donde (de ninguna manera posible) ya se puede generar un bien; porque los recursos del bien sencillamente los has asfixiado, los has infravalorado o los has exterminado (aun sin darte cuenta); también, generas un mal porque ni siquiera sabes cuáles son los recursos del bien o ni siquiera sabes lo que es un bien “en serio” (sin un aplicar tu mente cargada de prejuicios o de “no saber lo que hace”).

Así es, solo la razón es la que debe decir lo que es un bien, ¡solo!, o que haces correctamente lo que tú crees que haces correctamente; pero, cuando no es así (en base de que hay muchísimos condescendientes con la sinrazón), pues se defiende de inmediato un falso bien, sí, creando eso una infraestructura de confusiones y de autoengaños sobre unas rigurosas responsabilidades que, al final, es como si se creara un imparable gran error “que lo mueve todo” o un “nazismo psicológico” en una parte de la sociedad en concreto. ¡Las cosas como son!

Por eso, es muy importante el que, antes de que cualquiera dé un primer paso en algo de relevancia social, recapacite en si es un falso bien o no, pero usando solo racionalidad o criterios racionales, los cuales debe solicitar a quien tenga tal capacidad de tenerlos y se los dé de una vez, ¡así es limpiamente!

Con los pies en el suelo, con mentiras nunca se puede conseguir una verdad, con confusiones sociales (y hay millones y millones miserablemente interviniendo en la sociedad cada segundo) no se puede conseguir una verdad, con cacaos mentales (en desinformación, en entretenimientos adoctrinantes o anestesiantes, etc) no se puede conseguir una verdad. ¡Exacto!, para saber de la realidad, siempre lo primero que hay que hacer es no huir o no maltratar a los recursos mismos que quieren entrar en ti de la realidad.

Es como el saber del Cambio Climático; para saberlo, no puedes huir de él, ni irte de entretenimientos con todas las irresponsabilidades del no atenderlo, ni puedes maltratar a lo que quiere demostrarte qué es o qué conciencia ha de tener en ti de una puñetera vez. ¿Estamos?

Muchos quieren nadar pero ignorando o silenciando o burlándose del agua; entonces, por lógica ¿qué conscientemente pretenden?, ¿están locos? Por mi parte, yo siempre he pensado que sí, porque es la realidad la que cuenta en todo o incluso ya en definirlo todo de una manera limpia y consecuente a todas las consecuencias que demasiados humanos han dado. Pienso que muchos humanos están como una cabra, y además no tienen ni alma de tan descuidados que han estado en que un alma les sea posible. Pero, en fin, el mundo también es mío y, en eso, mi deber es reparar y decir  y hacer las cosas bien aunque ellos no las hagan, solo metidos en sus egocabezas, sin ventanas para que se oxigenen de un poco de equilibrio, el cual carecen. Bueno, mi deber ético siempre será el que yo cumpla con mi deber ético; eso parece casi nada, ¡pero lo es todo en una humana integridad de bien!

 

 

José Repiso Moyano

 

 

 

 

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