Publicidad

El segmento de plata. Genio y figura


   A lo largo de varios años tuve la oportunidad de participar en la tertulia de una de las televisiones locales de Málaga. La misma se celebraba los lunes por la tarde con una duración de 90 minutos.

   Era una de mis primeras experiencias televisivas y, con mucho, la que más influyó en mi actividad periodística en los medios. En la misma solíamos participar, además de la directora del programa, cuatro tertulianos fijos: una señora de mediana edad, curtida por años de lucha en la defensa del feminismo y las actividades vecinales, un periodista de la vieja escuela con muchos tiros en sus espaldas y mucha mano izquierda, un servidor de ustedes, lleno de inseguridad y de miedo a dejarme llevar por el corazón y la ideología, y un cuarto contertulio, representante de la izquierda de toda la vida, militante del PSOE y con una cultura política a prueba de bombas.

   Posteriormente se fueron incorporando otros participantes de la tertulia mucho más politizados y mediatizados por sus siglas. Empeñados en mantenella y no enmendalla. Fieles seguidores de sus partidos y poco propensos a reconocer verdades como puños. Esta situación terminó por aburrirme. Acabé dejando de mi puesto en la tertulia, aunque continué manteniendo una gran amistad con los que inicié la misma.

   El lunes me enteré que había fallecido repentinamente uno de ellos: Juan Manuel Molina y Aguirre (como el acostumbraba a presentarse). Entre Juanma y yo se había cimentado una gran amistad. Hablábamos largo y tendido de lo divino y lo humano. De lo divino, en lo concerniente a su trato a diario con “su socio”, el Señor de la Misericordia, “er Chiquito” y en lo referente a su preocupación por sus vecinos del Perchel así como su inquietud por los que sufren. De lo humano, en su historia como viejo militante socialista, proveniente de aquel partido de Tierno Galván (al que veneraba), de su trabajo como ferroviario durante muchos años, de su militancia en la UGT y en alguna otra sociedad secreta, su vastísima cultura histórica y política,  y, sobre todo, en su adhesión inquebrantable con el Alcalde de Málaga, Paco de la Torre.

   Esa admiración por el Alcalde, que no dudaba en proclamar a los cuatro vientos, le costó no pocos disgustos y su desvinculación con su partido político, que no le perdonó que se presentara, de forma testimonial, en las listas del Ayuntamiento de Málaga en las últimas elecciones dentro de la formación encabezada por el Señor de la Torre.

   En ese momento es cuando mi buen amigo Juanma dio su verdadera talla como hombre. Acudió al lado del que le necesitaba sin renunciar a sus ideas. Pero puso por delante de su ideología política mantenida desde siempre, al servicio a su ciudad junto a un gestor de solvencia.

  Juan Manuel Molina y Aguirre ha sido una de esas personas pertenecientes al “segmento de plata” que llegan hasta el final de sus vidas “con las botas puestas”. A pie de calle y con la gente de la calle. Siempre ayudado por su vecino “El Chiquito” al que visitaba a diario. Descansa en paz, amigo.

 

 

 

 

Comentarios
    No hay comentarios
Añadir comentario
- campo obligatorio (*)

Normas de uso
  • Esta es la opinión de los internautas, no de El Faro de Málaga
  • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.