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El Copo. Caos


Fue don Manuel Clavero Arévalo, a la sazón fundador del Partido Social Liberal Andaluz (PSLA) y cuyos miembros podían sentarse con cierta holgura en no más de cuatro taxis, el que pronunció la famosa frase: “café para todos”, que dio paso al actual estado de las autonomías.

         Después de aquello, algunas comunidades, las de siempre: Cataluña y País Vasco, degustan café sin mácula de leche, y el resto leche manchada de café.

         La pandemia de la Covid-19 ha logrado que todas ellas y España en general se encuentre bajo los efectos de un caos organizativo que, de cara a la Nochebuena, ya a la vuelta de la esquina, puede llevarnos a convertirnos en el hazmerreir de propios y extraños.

         Unos cierran “fronteras” y otros las abren. Los “allegados” han desaparecido del mapa. Las farmacias se ponen a disposición del califa de turno. Los bares y restaurantes, al menos en Andalucía, abren de 12.00 horas a 18.00 horas, cierran hasta las 20.00 y vuelven a abrir a dicha hora una vez tomados los churros de la tarde.

         Preguntamos a unos, contestan los otros, perimetran (valiente palabra) algunos, confinan los vecinos, destapo el bozal y sorbo la copa, no puedo fumar en la terraza, claro que si me levanto de la silla ya puedo echarme una calada, etc, etc.

         O te echas a llorar o ríes como nadie, mejor lo último. El personal tiene miedo y, sin embargo, no hay Fuerzas de Seguridad con capacidad ni número suficiente para meternos en cintura.

         El gobierno central, incluido el ministro de Universidades, observa el ambiente, sabe que tiene un pueblo dócil y deja hacer a unos y otros presidentes de comunidades que, sin caer en la cuenta, creen poseer fronteras que impedirán en fatídico saltito del “hijo puta del bichito” de Galicia a Asturias, de Cantabria al País Vasco, de Castilla-León a Madrid y/o de Carboneras a Murcia, etc., y eso ocurre cuando el “bichillo ha cruzado a nado” mares y océanos.

         Pero eso sí, llegará el negocio; ya saben: hasta veintiocho marcas de vacunas con las que unos pocos se forrarán, bastantes se inmunizarán y millones de seres no sabrán jamás de ellas.

 

 

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