Que me perdone el periodista deportivo Víctor, sevillano para más señas, por no recordar su apellido, porque es el que alegra en la medianoche radiofónica el llamado “Oasis de libertad” que lidera su compañero Corrochano, “Corro” para los amigos y que trata de aspectos deportivos.
El tal Víctor trae cada sábado una “palabra” que durante la semana se ha convertido en la más pronunciada por el pueblo sin que este, el pueblo, sepa muy bien el significado de la misma.
“Wisconsin”, uno de los estados de USA que estaba en juego durante la última campaña a la presidencia de EEUU fue una de ellas; todo “Dios” hablaba de Wisconsin como elemento clave para el veredicto final, pero casi nadie sabía ni donde se localizaba ni cuantos votos presidenciales poseía.
Otra palabreja traída por el tal Víctor a debate fue la de “antígenos”, preguntado al respecto algunos de los miembros del “Oasis de libertad” por el significado del término, todos, a excepción de Paco González, no tenían ni pajolera idea de su significado.
Este sábado pasado trajo en la talega el término “allegado”, ya saben ese extraño personaje que podría, según nuestros salvadores Sánchez e Illa, sumarse a la nochebuena, que tal vez celebremos con bozal por aquello de los aerosoles, y zamparse por la cara medio bogavante pagado por nos.
Pues bien, Víctor, explicaba que en nuestras playas andaluzas pasaba con frecuencia, y es cierto, un señor montado en una furgoneta con altavoz en ristre desde el que avisaba, siempre a la hora de la santa siesta, “ha llegado el tapicero”.
Por mi parte es el único “hallegado” que he visto en cuerpo y alma.
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