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¿Cómo es nuestra sexualidad?


            A raíz de varios artículos donde se señala como causante a la pornografía de transmitir un modelo  en posiciones de roles de género, de conductas sexuales determinadas y de formas de relacionarse basadas en el machismo, es muy importante que nuestra mirada se amplíe y no se simplifiquen aspectos que tienen su punto de partida en cómo se  desarrollan las relaciones afectivo-sexuales en el seno familiar. 

            Estamos ante una situación de una generación donde se están favoreciendo y facilitando  perversiones  en el seno de esa base familiar, y que se están negando e incluso abalando por supuestos profesionales. Seamos rigurosos, no nos dejemos llevar por opiniones, ni por gustos, porque estamos criando generaciones de niños que van a mostrar en el mundo todas esas cuestiones perversas del seno familiar. Y no culpemos ahora a la pornografía porque no hay una única causa que produce un efecto. Esa forma de pensar corresponde a una prehistoria científica, donde se creía que a un efecto se correspondía una causa, pero vemos que, a raíz de las ciencias conjeturales como el psicoanálisis, no se pueden predecir los efectos, es más, ni siquiera desde los efectos podemos determinar la causa tal o cual, sino que corresponde a una articulación de causas, que no hay que buscarlas en la experiencia, en hechos concretos, sino que tiene que ver con conceptos.  A una base científíca, un desarrollo teórico científico, hemos de apoyarnos para la crianza de nuestros hijos, para establecer un criterio educativo y una higiene afectivo sexual familiar adecuada.

            ¿Sabían que los niños tienen sexualidad, que van desarrollándose según unas fases?    Seguir

pensando que los niños son asexuales y que florece de repente en la adolescencia es negar una evidencia científica. Entonces, conductas como bañarse con los hijos, meterlos en la cama con los padres, hacerles  partícipes  de situaciones donde los adultos han de tener su intimidad...  podemos estar generando sobreexcitaciones, fijaciones eróticas, que producen un impacto en el niño. Los niños siempre van a ser curiosos, porque están en sus investigaciones sexuales, pero no hay que acelerar sus pasos, sino ir detrás de ellos. Hay muchos problemas de hiperactividad y el llamado déficit de atención que provienen de estas formas de disponer en la educación y de relacionarse. Discutir delante de los hijos, mostrarles los  problemas de los adultos, no establecer esas jerarquías en la familia, meterse en la vida de ellos, en su intimidad, no escucharles, o dejar que sea el hijo el que predisponga y disponga, como si fuese un pequeño rey o reina tirano, gobernando  sus gustos... Los padres han de ser los padres, no los amigos de los hijos. Es necesario tener un criterio educativo claro, una salud mental adecuada. El problema es que hay muchos padres que deciden en base a su neurosis. No es lo que a mí me hubiera gustado hacer en mi familia y no me dejaron y ahora voy a permitir o fomentar que mis hijos lo hagan. Hay una organización familiar que se ha de respetar, con su jerarquía. Debe haber padres, no una amalgama de personas formando una unidad. Son varios miembros en la familia, que debe estar organizada.  Esos hijos van a formar parte de las sociedad, van a ser esos hombres y mujeres del futuro.

            A veces se aplican “recetas” en la educación de los hijos, pero no hay un pensamiento concreto que estructure esas acciones. Se quiere imponer como si fuera lo mejor, sin tener una consistencia en por qué y entender el recorrido emocional y adquirir una inteligencia acerca de las fases del niño ¿si no se sabe dónde el niño está  a nivel psíquico ni sexualmente, ni afectivamente, cómo se va a responder de una forma adecuada?   Frases como estas:  “como a mí me pusieron límites de pequeño, quiero educarlos de forma más “natural”, “voy a hacer con ellos lo que a mí no me hicieron y que me hubiera gustado”, “si es que me lo pide, no me puedo negar, que no le falte de nada “, “no pasa nada, los niños no se dan cuenta, están dormidos...”  Estamos maleando los lugares que estructuran nuestra buena salud mental. Es necesario el no para civilizarnos, la Ley del Padre que, dada la diversidad de formas familiares, no nos referimos al papá de género masculino, sino a que los educadores tengan esas posiciones en ellos bien instauradas: la función madre, la función padre. De hecho, hay padres que están físicamente en su lugar pero psíquicamente no están, porque se les ningunea, se les quita autoridad. Entonces, aunque el padre esté, no está.

            ¿Qué es educar de una forma natural? En el ser humano nada es natural, todo se construye, aparece un cachorro humano con posibilidad de conquistar su ser civilizado, pero para ello la labor de la educación juega un papel muy importante. No se nace, se hace. El niño, en su disposición abierta, goza del placer de todo y a través de los diques que proporciona la educación va moldeando esas tendencias. Sustituyendo, incluyendo, dirigiéndolos hacia fines adecuados con la realidad, con lo que es más conveniente.

            No debemos confundir reprimir a los hijos (que tiene que ver con la moral) con permitirles de todo. Límites tiene que haber y una adecuada higiene afectivo sexual, teniendo en cuenta las etapas sexuales en las que está el niño o la niña, y el impacto que puede suponer ciertas disposiciones para ellos, porque en ocasiones hay un exceso de estímulos, de información que, para su inmadurez, es muy difícil de gestionar. Puede quedarse como huella que se reactiva en otra escena posterior y derivarse en forma de síntomas, como una satisfacción.

             Los progenitores han de tener en cuenta que  hay que facilitarles que se puedan separar de ellos, que hay fijaciones, lazos libidinales eróticos, primero a esa función madre que permanecen en ellos de forma inconsciente. Dependiendo de cómo se atraviese ese pasaje en el ser humano, que es el Complejo de Edipo, así me relaciono en mi actualidad, es algo que permanece, y es cómo se acepta renunciar a lo prohibido, cómo se establece la ley en mí, incluir las diferencias, aceptar lo femenino...son cuestiones complejas que tienen que ver con esa forma de relacionarnos en lo familiar y que deja su impronta en la actualidad.

            Como veis, la sexualidad es más amplia que la genitalidad, la genitalidad se incluye, pero sólo es una de las formas de relacionarse, que está articulada en cómo aceptamos esos significantes en nosotros: hombre, mujer, padre y madre.

            La sexualidad genital no es más que una muestra de la sexualidad, que tiene que ver no con ver películas pornográficas y tomar ejemplo, sino con cuestiones más enraizadas como si la forma de amar es de forma posesiva, como si el otro le perteneciera, como ese primer momento infantil con la mamá, donde le niño y la madre eran uno. También fijaciones infantiles donde llega un momento en el el pasaje edípico donde cree que las niñas son tontas o malas, porque no tienen un aparato genital como el del niño. El machismo inconsciente tiene que ver con quedarse fijados en el momento infantil del desprecio a la madre, donde tienen que abandonar esa posición para desear más allá de ella. La cuestión de aceptar a la madre con la categoría mujer, en oposición a la prostituta o a la madre santa, virgen... No incluir la diferencia y permanecer en posiciones infantiles.

Lo último que he escuchado es  tomar como modelo las prácticas sexuales de los padres, que los niños entren en esa parcela de intimidad para que “aprendan” y vean que es un acto de amor. ?¿¿Estamos entrando en un nuevo nivel de locura?? Esto habla de la perversión de exhibición. Preservemos la infancia, cuidemos de la salud de nuestros hijos, que es la salud de todos los niños en la sociedad. 

            Es decir, todas esas cuestiones son inconscientes y tienen que ver con cómo se  transmiten esos lugares en la familia, por eso es muy importante una adecuada salud mental de los padres, y con salud mental nos referimos a las formas de disponerse en  las relaciones, la familia, la vida, el trabajo...La persona en sus dimensiones psíquica y social. 

            Vemos en el tratamiento en clínica cómo se entretejen todas esas fantasías inconscientes con los primeros objetos de amor que son la familia, y cómo se transfieren y actualizan  con las relaciones actuales, como si fuesen una proyección y cómo una buena parte de los síntomas neuróticos tienen que ver con la sexualidad infantil.

            La sexualidad  también habla de cómo acepto la ley, si soy un perverso donde, aunque sé la ley, me la salto siempre. También si cada vez que voy a dar un paso en el mundo, me angustio y dejo de hacer, cuando mi posición es que me den las cosas hechas, en lugar de alcanzarlas, conquistarlas, no está en mí tejida esa función padre...

            Esa genitalidad que se denuncia, donde hay posiciones de maltrato, de abuso, de posesión,  esas relaciones en lo afectivo sexual son un reflejo de cómo se está educando a estas generaciones y que habla de esa maleabilidad en los adultos, esa perversión donde quieren hacer con los hijos lo que no se hizo con ellos o se hizo,sin criterios científicos. El psicoanálisis te muestra la verdadera dimensión de la sexualidad en las personas. Igual que hubo una época donde se pasó del autoritarismo a querer ser amigos de los hijos y se cayeron esos lugares de los padres y ha habido consecuencias de ello, también ahora va a haber consecuencias.  Cuando las funciones no están puestas en su lugar en el psiquismo, se empiezan a poner limitaciones, se cometen perversiones  y se tambalea todo.  Tomemos la responsabilidad que nos compete. A profesionales, padres y sociedad.

 

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero y Psicóloga colegiada

www.lauralopezgarcia.com

 

 

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