Publicidad

El Copo. Virgen de los Remedios


Durante la tardenoche de ayer pasé un mal rato; no duró demasiado, pero sí lo suficiente para que una gota salada intentase brotar de uno de mis lacrimales.

Cuestión de edad, por ello cuestión de estar ya casi chocheando. Me repuse al instante, el tiempo suficiente para prepararme un ron pampero cola en condiciones, o sea: con un gajo de limón impregnado de azúcar por el borde del maravilloso vaso que mi hija ha comprado para grades ocasiones y exhalar el humo de un malboro light.

Fue un detalle o mamporro que no venía a qué, tal vez a soltar un odio acumulado por años y años de estar rumiando en las vísceras de un lector de mis “cosas”.

Un comentario en Facebook que me sentó mal, muy mal. Llegó a dolerme, no por su contenido sino por el tiempo que su autor lo lleva rumiando en sus entrañas hasta que lo largó, sin pudor, en mi jeta.

Quedé bloqueado por un instante, intenté hacer memoria y recordar a su autor a través de la intensa niebla del tiempo transcurrido. Y en ese camino, en el del recuerdo, volví a vivir los once maravillosos años que viví en un pueblo del Valle del Azahar como director de un centro escolar, del único que existía en aquellos tiempos.

El Grupo, así se conocía por el vecindario, tenía el pomposo nombre de un Gobernador Civil de la época franquista y lo primero que hice, reunido el claustro, fue aprobar la propuesta de cambiar su nombre por el de Nuestra Señora de los Remedios, patrona universal del pueblo.

Mis problemas tuve con la autoridad competente, pero ahí se inició la historia.

 

 

Comentarios
    No hay comentarios
Añadir comentario
- campo obligatorio (*)

Normas de uso
  • Esta es la opinión de los internautas, no de El Faro de Málaga
  • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.