Agosto, junto al “bicho” de marras, se ha presentado en todo su maldito esplendor para permanecer entre nosotros y asolar más, si cabe, lo que hoy llaman “nueva normalidad”.
De manera que este trío desolador, léase: agosto, Covid19 y no saber qué hacer nos puede llevar al grito unánime de “sálvese el que pueda” y que “salga el sol por Antequera”.
El brote, el rebrote y la pobreza que se están instalando entre nosotros y la ristra de vividores que existen actualmente nos pueden conducir inexorablemente a una situación caótica difícilmente definible.
Para dar solución a esta problemática, los prohombres y promujeres que gobiernan a los chuchurríos habitantes de nuestras diecisiete comunidades se han reunido en San Millán de la Cogolla, a excepción lógicamente del excelentísimo señor Torra, que está para otros menesteres, para ver la forma y manera de repartir la morterada de billetes que los halcones del norte van a ingresar para que no volvamos al pan, aceite y azúcar morena con la que nos alimentamos los niños de la postguerra.
Previamente, y para hacerse la ansiada fotografía, Urkullu, lehendakari de los vascos, “sustrajo”, de la caja común dos mil millones de euros gracias a los “juegos forales”, llamados derechos, en convivencia plena con el Gran Jefe Pedro Sánchez.
La primera tarascada a los chuchurríos que habitan otros páramos se ha producido. Llegarán, a medida que se acerque el debate de Presupuestos, más tarascadas apelando a distintos principios, y soslayando el más importante de todos: el de la igualdad entre españoles.
Así vamos al garete y a la caza del maldito bicho, el que no entiende de foralidades.
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