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El Copo. A lo claro


Si un servidor afirmara que una de mis películas favoritas es “Lo que el viento se llevó” sería tildado por muchos de amante de la esclavitud, pues digan de mí lo que deseen que a mi edad lo acepto todo y además me resbala.

         También me encantan los “conguitos” y la cerveza “negra”, y no por eso soy un racista.

         La estupidez humana está llegando a unos límites insospechados que nos puede conducir a esconder o silenciar la verdad en la que uno cree por mor a ser acusado por cualquier idiota de comecocos o cosa parecida.

         El rey mago al que escribía mis cartas era mi querido Baltasar, gusto muy generalizado en lo poquito que va quedando de la noche mágica por excelencia.

         Escribimos mucho y bien de las madres y poco, muy poco, de los padres; ello es debido a que el llamado sistema patriarcal ha caído en desgracia.

         Desde que el aparato de televisión vino a sustituir en sitio y respeto al padre, todo comenzó a venirse a pique y acomplejada la familia tradicional por unos y otras, y sus contrarios, lleva camino de hundirse en el océano de internet, auténtico patriarca de los valores que algunos -ya son demasiados- desean eliminar.

         Cuando el descubrimiento de América en tiempo de los llamados Reyes Católicos se ha convertido en un genocidio de dimensiones inconmensurables y no en un auténtico mestizaje, es que esta sociedad nuestra/vuestra lleva camino de convertirse en la mayor ridiculez de todas las conocidas hasta ahora.

         Dispuesto quedo a recibir toda serie de insultos que me reconfortarán un poquito.

 

 

 

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