Llevo toda la tarde esperando al excelentísimo señor Illa para enterarme del horario previsto para iniciar la estampida que nos conduzca a la “nueva realidad” anunciada por Pedro Sánchez.
Cierto es que no me ha defraudado en su razonable y comprensible explicación, aunque por si las moscas he estado provisto de lápiz y cuaderno de dos rayas no fuera o fuese tan claro como el jefe superior del Alto Mando.
El inicio de la estampida será a las seis de la mañana, hora muy apropiada para la ciudadanía española; de manera que, para los no iniciados en estas revoluciones, transcribo las recomendaciones del portavoz.
Desde las 6.00 horas hasta las 10.00 y desde las 20.00 horas hasta las 23.00 es el tiempo acotado para deportistas de toda calaña, sean ellos y ellas corredores de fondo, amigos de maratones, levantadores de pesas, funambulistas, gilipollas, ciclistas, nadadores y toda clase de seres que rindan culto a los bíceps y demás partes del cuerpo. Deberán de ir de uno en uno o de una en una siempre que no escupan, suden, estornuden o les den por despelotarse; sus edades irán desde los 14 años cumplidos hasta los 69 menos un día.
Las criaturas comprendidas entre 0 y 14 años menos un día podrán dar un paseo de un kilómetro alrededor de su vivienda y acompañados por sus padres o bien mamá y papá.
A partir de los 69 tacos y de ahí en adelante hasta llegar al infinito, entre los cuales me encuentro, disfrutarán de un paseo en pareja, o no, en la franja horaria comprendida entre las 19 y 20 horas; se recomienda bastón.
Ignoro la manía del señor Illa por el número 69: él sabrá.
Obedezcan sin rechistar si desean alcanzar la nueva realidad y ojalá, queridos y queridas, no se encuentren con un par de asintomáticos.
Quedan exentos de estas órdenes los habitantes de menos de 5.000 habitantes. Bienaventurados ellos.
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