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La buena noticia. Ciclos


       Decía nuestro profesor de estructura económica que los ciclos económicos se sucedían cada veinticinco años aproximadamente. Curiosamente coincidían con una guerra o una gran desgracia. Parece que nos toca ahora el inicio de un nuevo ciclo.

      Durante el devenir del siglo XX destacaron: la primera guerra mundial, 1914. La segunda guerra mundial, 1941. La guerra del Vietnam, en los 70. El atentado de las torres gemelas en el 91. Ya nos tocaba. Minucias como la guerra de los Balcanes, la guerra del golfo, los atentados de Atocha, etc., fueron hitos que mantenían la antorcha de la violencia encendida.

     Lo de ahora, lo del Covid 19, es otra cosa. Fíjense que en el terrible atentado de las torres gemelas se produjeron unas 3.000 víctimas. Aquello nos pareció (y realmente fue) una aberración. El mundo entero se conmocionó. Nada que ver con la pandemia que hoy nos asola. Esto es otra cosa. Se ha perpetrado un atentado contra la vida en cada pequeña zona del mundo.

     La buena noticia de hoy, es que, en este caso, podemos luchar los hombres contra el enemigo común: la pandemia. En los casos anteriores se trataba de unos seres ¿humanos? contra otros.  La buena noticia de hoy se basa en que, en esta ocasión, nos está haciendo mejores, más solidarios y más humanos, lo que no ha pasado en anteriores ocasiones.

      Ahora nos queda la segunda parte. ¿Se volverán a suceder imágenes como las de aquella depresión del 29, aquellos años del hambre de nuestra posguerra? Espero que no. Estamos mejor preparados. Los seres humanos, salvo deshonrosas excepciones, conseguirán mejorar la justicia distributiva y, si Dios quiere y los hombres se ponen a la tarea, los más privilegiados, entre los que me cuento, procuraremos dar algo de lo que nos sobra –e incluso de lo que nos falta- a nuestros hermanos necesitados.

   En estos días de encierro hemos descubierto que precisamos muy pocas cosas. Nuestra jerarquía de valores ha cambiado por completo. Nuestra capacidad para amar se nos ha acendrado. Hemos recuperado el sentido de la amistad. Las familias se han apiñado alrededor del hogar. Hemos buscado lo que nos une, no lo que nos separa. En una palabra: hemos recuperado la buena leche que nos transmitió nuestra madre.

    La buena noticia de hoy es que vamos a salir de esta mucho mejores. Aunque hallamos perdido privilegios. Esto es  solamente un ciclo. Vamos hacia arriba.  

 

 

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