He colocado una bufanda futbolera de España en mi terraza con un par de crespones negros y la verdad es que no queda mal.
No se trata de ponerse de luto severo pues, como dice el “mando único”, ya llegará el momento oportuno para ello, pero que nuestra querida andaluza Montero, ministra portavoz, se encasquete un vestido rojo brillante para sus actuaciones no es del todo adecuado para el momento actual.
Ya sé que estos son pequeñeces que nada añaden o restan a la mortandad del hijo puta del bicho que nos asola, pero no sé… tal vez un poquillo de mesura nos vendría bien a todos.
También es algo inconsistente que el personal allegado a Irene, la compi de Pablo, haya protestado porque los expertos en comunicación, todos miembros y allegados al gobierno, vayan diciendo: “los médicos y enfermeras…”; tal vez prefieran oír “las médicas y enfermeros” o “los médicos, las médicas, las enfermeras y los enfermeros” son maravillosos y maravillosas; pues bien: de acuerdo y todo dios feliz.
Ayer Pedro, en su privilegiada rueda de prensa, aseguró que “España no se quiere comparar con ningún país” y dice un servidor, sin mala intención, que tal vez “el resto de países no se quiera comparar con España” en la gestión del problemón que asola a la humanidad.
Nos salva Antonio M. Carmona, PSOE puro y duro, que afirma por los escenarios de la Sexta que solamente un muerto sería suficiente para unir a PP y PSOE, ya ven: que el bueno de Carmona fue, cuando aquello de los “hilillos” del Prestige, el que dijo, ante las encuestas que se daban, aquello de “nos hace falta hundir otro barco más”.
No todo es caca, ahí tienen al alcalde de Madrid, el señor Almeida -apodado el “carapolla” por muchos- como ejemplo de buen hacer, tanto que hasta Rita Maestre lo apoya abiertamente.
Y seguimos con los presupuestos de Montoro, ¡me cachis!
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