Al tiempo que los respiradores escasean en este mercado de bucaneros, los “suspiradores”, o sea, los que emiten su dolor de forma silenciosa aumentan silenciosamente día a día, muerto a muerto, hasta llegar a números indecentes de pronunciar. Vamos a salir de ésta, decimos todos; pues claro, pero no todos los que decimos “vamos a salir de ésta” lo van a poder contar.
El gobierno de la nación, el alto mando civil, ha tomado las riendas de la nación para intentar solucionar el problemón del bicho, sin embargo, las comunidades autónomas, cada una según sus peculiaridades, son las que van tirando de su particular carro dado que la gran “carreta” de la Administración, liderada por Pedro y Pablo, va demostrando una cierta falta de eficacia.
Se hace necesario aligerar el gran peso de la “carreta” con sus veintidós ministerios.
Ayer de mañana sabíamos que la Junta había ordenado finalizar el curso presencial de los alumnos en las diferentes Universidades de Andalucía, lógica decisión a la que fueron sumándose todas y cada una de las autonomías que componen el puzle español; en la tarde noche el ministro de Universidades, excelentísimo señor don Manuel Castells, decretó el cierre de las universidades españolas.
Creo que es lo único que ha hecho el buen señor que fue nombrado ministro para equilibrar la cuota de “Podemos” en el actual gobierno.
Pues bien, ya ha hecho bastante y por ello debe retirarse, dimitir o que lo dimitan… porque y para qué un ministerio y toda la ristra de subsecretario, directores y subdirectores generales con las manos en los bolsillos y la mascarilla puesta cobrando tela marinera.
Y yo y ella y el vecino del quinto, y mi amigo el bético o el “pollo” de Melilla, Jack y Joaquín, por poner unos ejemplos, tapándonos la boca con la mano enguantada igual que cuando salíamos del cine Monumental de Melilla; ¡anda ya! Pedrito.
Ya está bien: primer aviso y primera dimisión.
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