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La buena noticia. Los niños


      Por suerte, estoy rodeado de niños, mejor dicho, estaba rodeado de niños. Ahora los tengo cerca, pero de manera virtual. En el futuro nos vamos a tener que acostumbrar a lo virtual, con lo poco que gusta.

      Los niños son nuestra proyección en la vida y nuestra esperanza de un futuro mejor que el que les hemos dejado a ellos. Los niños protagonizan la mejor noticia que se nos puede comunicar. Personalmente hoy tengo más presente y con más necesidad de acoger en mis brazos a mi último nieto, Quique. Un tiarrón de unos cuarenta días que come y engorda como si no hubiera un mañana.

     En estos días no paran de producirse malas, pésimas noticias y buenas, excelentes y conmovedoras noticias. Los malos tiempos tienen eso. Sacan lo peor y lo mejor de cada uno de nosotros. Personalmente he tomado la firme decisión de hacer caso omiso de cuanta información, de todo tipo y de toda procedencia, que se ocupe de meter el dedo en la llaga. Tendremos tiempo para reprocharnos lo mal que lo podemos estar haciendo y asumir responsabilidades. Ahora tenemos que ceñirnos a lo que nos une.

    Desde que inicié la redacción de las buenas noticias he optado por reseñar aquellas que no son titulares de ningún periódico. Ni de recoger hazañas extraordinarias y puntuales. Creo más en la heroicidad de estar al pie del cañón cada día que en la que se realiza en momentos concretos por una sola vez. Aunque sea de una dimensión colosal.

     <u>Mis buenas noticias de hoy hablan de niños</u>, me las proporcionan dos familias muy diferentes. La primera pertenece a la Institución Hogar Abierto. Como supongo conocerán ellos se encargan de acoger niños desamparados en los domicilios de familias voluntarias que se ofrecen para ese servicio. A lo largo de esta semana tres niños malagueños se han quedado solos al tener que ingresarse en el hospital la cuidadora de los mismos, gravemente enferma por causa del corona-virus. Una familia, cuyo nombre desconozco, no ha dudado en hacerse cargo de estos tres niños y llevárselos a su hogar. De pronto… una familia numerosa.

    Otra madre coraje, mi buena amiga Milagros, una abogada y funcionaria malagueña de gran talla, no ha dudado en acoger en su casa a uno de los niños africanos que la ONG Nunca más es menos se trae a Málaga para curarlos de las grandes dolencias que sufren allá en Costa del Marfil. Milagros le ha acompañado constantemente en el hospital durante su etapa de operación y ahora termina su recuperación en su propia casa. Milagros ha encontrado la felicidad en esta difícil etapa en la que vivimos, dando y dándose a los demás.

    HOGAR ABIERTO Y MILAGROS DE BENITO, entre otras muchas similares, protagonizan mis <u>buenas noticias de hoy.</u>

 

 

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