Se han puesto de moda las caceroladas, ahora anda preparándose una contra Pablo Iglesias por saltarse en dos o tres ocasiones la cuarentena que tiene que guardar porque Irene Montero está infectada por el colvit19.
Preguntado al respecto, el señor Fernando Simón ha afirmado que siempre existen excepciones y que lo del vicepresidente segundo es una de ellas, así que pelillos a la mar; hecho que tiene un servidor muy claro porque va en el cargo, o sea, en la morterada.
Como la derecha es algo cobardona, no digamos la ultraderecha, será escaso el repique de cacerolas; ya ven que la pasada noche hubo otra programada contra la sosa intervención de Felipe VI¸ intervención preparada y dictada por Moncloa y sus inquilinos.
Llama la atención que la citada cacerolada, orquestada por Podemos, no por Iglesias (jajaja), fue anunciada el día anterior a la intervención de S.M., quiero decir y digo que leyera lo que leyera, aunque hubiese anunciado su abdicación, la protesta se hubiese realizado porque los podemitas y separatistas catalanes -tal vez los vascos también y no sé si “el hombre de Teruel”- estaban asomados, cacerola en mano, a los balcones antes de que soltase el egregio borbón su primera palabra.
Estamos condenados a inventarnos caceroladas, pues motivos existen.
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