Se han enterado ustedes que el único método para escapar del “coronavirus” es el lavatorio a conciencia de nuestras manos y que el resto -si es que existe- no importa.
Estropajo y jabón lagarto, desde mi punto de vista, son los únicos antídotos reales que poseemos para salvarnos de la octava plaga que busca asolar al mundo de miedo o risa; contar billetes y jugar a cara o cruz con la calderilla acumulada es lo de menos.
La cadena es mortal para jubilados; por fin se encontró la fórmula adecuada para finalizar con nosotros sin necesidad de gasearnos como les gustaría a numerosos políticos.
¿Penetrará el famoso “chino” malvado en el Congreso de los Diputados para incrustar sus tentáculos en algunas de sus señorías? Un servidor está a la espera de que este hecho pueda ocurrir para que los leones cierren las puertas del mismo; pero sus señorías tienen la piel, incluida sus caras, tan dura que el covid la diñaría.
Ellos, esencialmente el presidente Sánchez, tienen su boca cerrada para no meter la patita y depositan toda su responsabilidad en el señor Simón que -con voz cada vez más meliflua- repite una y otra vez que es esencial lavarse las manos, y yo, pobre de mí, lo hago antes, durante y después de cualquier actividad que realice, incluida esta de escribir para ustedes.
Para virus, y perdonen la salida de tono, el que le ha metido “er Beti” a la chavalería del Real Madrid en su línea de flotación.
Mientras tanto, otro virus avanza que te avanza, me refiero al Corinnavirus”, pero este parece que ha encontrado una buena vacuna en el PSOE, PP y Vox.
Buenas tardes tengan ustedes.
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