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El Copo. Ábalos y Delcy


El asunto Ábalos-Delcy tiene dos perspectivas: tomárselo a cachondeo o muy seriamente.

¿Creen ustedes que cuando estoy pulsando este teclado dudo, y mucho, la senda que seguiré?, pues yo no.

Dos hechos están muy claros: el primero es que nuestro ministro miente más que un bellaco y el segundo que la vice de Maduro se lo está pasando bomba, no digamos su jefe “el del pajarito”, para el que España es motivo de constante guasa.

Él -me refiero al nuestro- con más cara que ella, remarca una y otra vez a la nube de periodistas que le acosan con infinita constancia que le pregunten por hechos amables, ya saben: que si la subida de los jubilados, lo del aumento de sueldo de funcionarios, la ley de eutanasia, de todo lo vivido y por vivir… menos lo relativo a aquella aciaga noche en que, con nocturnidad y a cuerpo limpio, estuvo una hora larga con la condenada a no pisar tierra europea.

¿Dimitirá el buen hombre y peor narrador que, falto de memoria, miente una y otra vez hasta llegar a convertirse en el hazmerreír de toda la españolada que tenga sentido de humor?

Hasta ahora lo salvan Pedro, el máximo responsable de la política exterior española que calla, y Zapatero, nuestro hombre fuerte en Venezuela.

Cierto es que este PSOE goza de mayoría absoluta con la bandada de “buitres carroñeros” que comercia sus votos por euros en formas de beneficios para sus territorios o billeteras, incluido Teruel y el famoso diputado Quevedo etcétera, etcétera y etcétera.

Creo que finalmente pondrá su cartera de ministro a disposición del “presi” porque hay que suponerle la capacidad de sonrojarse: o sea, que tiene vergüenza.

 

 

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