Publicidad

La buena noticia. Funcionarios


      Así lo entienden los usuarios de la función pública, que actualmente está comenzando a derivar por elevación sobre los dirigentes políticos. Aquí cada uno quiere salvar sus responsabilidades cargando el muerto a la falta de criterio y previsión –de los otros- ante las calamidades. Algunas imprevisibles y otras que se podían evitar.

     Siempre se ha dicho que las corrientes de agua tienen su espacio. Cuando el hombre las modifica en cuanto pueden recuperan su curso natural. Esto lo puedo comprobar fácilmente en el barrio en el que vivo. Las casas unifamiliares se desparraman por la ladera de un monte. Algunos, demasiado espabilados, han embovedado los arroyos para aprovechar el espacio. Pero de vez en cuando se produce la inundación. El final es previsible aunque evitable.

     Algo similar parece haber sucedido en Campanillas. El resultado, aunque no ha habido desgracias personales, ha sido terrible en lo que respecta a la pérdida de bienes materiales. Ahora se echa la culpa a los bomberos, a los dirigentes políticos que no tienen planes previstos para estas circunstancias, etc. Pero se olvida tener en cuenta el tratamiento que se hace en los arroyos y desagües que pierden eficacia y se convierten en bombas de espoleta retardada.

     Aun recuerdo el problema de la presa de Tous. La construcción de la autovía del Mediterráneo creo una barrera artificial que provocó aquella desgracia. En el Rincón de la Victoria, el paseo marítimo propició unas inundaciones tremendas hace varios años. Veremos que hacen en su prolongación, a ver si caen en el mismo error.

      Pero quiero acabar hablando de mi buena noticia de hoy. Tiene que ver con el tratamiento de mis vértebras rotas o degradadas. El cirujano ha desechado la intervención quirúrgica por el momento. Pero lo ha hecho con una atención y una rapidez de actuación encomiables. Es de esos médicos que empiezan a curar con su trato y su palabra.

    Su recomendación principal se basa en un tratamiento de natación terapéutica. Y ahí llega el asombro positivo. Me encamino a la piscina de la Universidad de Málaga y me encuentro con unas instalaciones inmejorables, unos funcionarios (principalmente el servicio médico) amabilísimos y una tramitación rápida y eficaz. Ole por ellos. Hace ocho años ya escribí un artículo sobre los funcionarios de la Universidad (“funcionarios que funcionan”27-5—12) en el que elogiaba el trabajo de la Administración General de la UMA. Hoy ratifico que siguen siendo extraordinarios.

    Hoy me siento obligado a reconocer esta situación como motivo de una buena noticia. Los medios de comunicación se llenan de protestas y reclamaciones sobre todo y todos. Yo creo que es de justicia el resaltar las cosas bien hechas. Enhorabuena a sus protagonistas.

 

 

 

Comentarios
    No hay comentarios
Añadir comentario
- campo obligatorio (*)

Normas de uso
  • Esta es la opinión de los internautas, no de El Faro de Málaga
  • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.