Pepe Álvarez, secretario general de la “resucitada” UGT, ha afirmado que las movilizaciones del personal que ara el terruño en campos de Extremadura y Andalucía son cosas de “los carcas y caciques de siempre”; no está bien Pepe, que en esta resurrección tuya al Tabor de las negociaciones con patronal y gobierno, ponga miles de caciques por estas tierras donde se mezcla el palo de golf con la recogida, por ejemplo, de aceitunas.
En tierras de Jaén ha tenido lugar una buena sonada con tractores que me ha hecho recordar, en parte, los sucesos de Cataluña cuando la tractorada y las gomas, con el “apretad de Torra”, cortaban carreteras nacionales e internacionales con el visto bueno de autoridades y tropas de seguridad.
Pero aquí, en el Sur, se vive otra realidad bien distinta, o sea: “porra en alza, pelota al viento y sálvese el que pueda.”
Buen romance el que pudo escribir Miguel Hernández antes de la famosísima “Nana de la cebolla”, su último legado poético.
En la actualidad hubiese sido imposible su creación ya que hubiese estado obligado por la “Calvo” y panda de ignorantes al lenguaje inclusivo y tener que escribir: “andaluces y andaluzas de Jaén”, imposible pues el romance.
Termino este apresurado y breve comentario sobre mi condición andalucista -se nota, creo- y tomo nota de como el señor Rufián ha sido recibido por Pedro Sánchez en la Moncloa de forma urgente ante la posibilidad que el “tinglado” de las vicepresidencias se vaya al garete.
Es que me parto.
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