Estoy convencido que Ortega y Gasset es el gran pensador español del siglo XX. Es más, creo que para aproximarse a España y su Historia, hay que leerlo con atención y profundizar en la obra de tan insigne español.
Mi devoción y reconocimiento a su pensamiento y su decir lo he dejado reflejado con reiteración en los doce años que escribo en este medio.
He leído casi toda su obra y releído una parte importante de ella por lo que no me he es difícil detectar una idea orteguiana o reconocer si una cita es de Ortega o no.
Días pasados leí en OK diario un nuevo artículo de “liberal enfurruñada”. En él se refiere a la España Invertebrada de Ortega, libro que tengo un tanto desvencijado, con la ayuda de su edición económica y por las vueltas que le he dado.
La autora del artículo hace dos citas. Ésta: “ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil”. Y completo yo con lo que a la cita falta: “ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral”.
Y esta otra: me opongo a una división en dos Españas diferentes, una compuesta por dos o tres regiones ariscas; otra integrada por el resto, más dócil al poder central”.
Por su redacción parece que pertenezcan a “España Invertebrada” y no es así. La primera, la de la derecha e izquierda, se publica en el prólogo para franceses de la Rebelión de las masas y la segunda, la de las Españas, es sin dudar de Ortega. El estilo lo deja patente. Sin embargo, después de varios repasos a la España Invertebrada, no la he encontrado. Sí la he visto en Internet como cita de Ortega en el prólogo que Federico Trillo le dedica a esa obra.
A propósito: En ese mismo prólogo he apreciado, muy próximos, dos “estatuarios” cuando, a mi juicio debería decir “estatutario”. Tal equívoco, es bastante frecuente al confundir ambas palabras. La inclusión o no de una “t” intercalada transforma lo que se refiere a estatuto en algo referido a la estatua.
Es posible que el error sea de la imprenta, pero el corrector final debería haber reparado en él.
Las palabras ¡Ay, las palabras! ¡Qué cuidado hay que tener con ellas! A las primeras de cambio, te dejan en evidencia.
Reconozco que hay temas más candentes y de actualidad antes que discurrir por las citas que a nadie, quizá, interesen. Pero qué quieren que les diga, la lectura atenta me deriva por tales vericuetos.
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