En su calidad de Notaria Mayor del Reino de España, Dolores Delgado, ministra de Justicia, habrá dado fe de todo lo que hemos visto los aburridos y de lo guipado por ella como testigo de excepción.
Pues resulta, creo yo, que el segundo entierro del dictador -aparte algunos que gustan de algaradas- ha tenido un cierto empaque y, ante sus ojos y oídos, se han lanzado con mesura por los familiares del “gallego” los consabidos ¡Viva España! y ¡Viva Franco! al ser introducida la momia en el coche que le trasladaba al helicóptero.
Lo calificaría como un entierro de Estado.
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