Le pregunté: ¿Qué piensas Juan?, respondió “nada, solamente contemplo”. ¿Y qué es contemplar?, sonrió cómplice.
“Tienes que dejarte llevar sin mantener pulsos contigo mismo.
La vida es un discurrir del tiempo. Una bocana abierta al mar, éste se traga al tiempo y lo devora.
No existe el ayer ni el mañana, ni siquiera el hoy.
Todo conforma un conjunto de sueños, realidades y frustraciones.
Cuando estás viviendo el día a día lo haces desde una experiencia heredada de la que no puedes prescindir.
Déjate, no mezcles experiencias; asume todo.
Lo que fue, es y será.”
Y se quedó tan pancho.
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