Se ha suscitado, por mor de Ayuso, la polémica sobre quemas de templos en España en 1936; ardieron algunos, pero la auténtica quema de ellos, conventos y entidades religiosas, se produjo en mayo de 1931.
Una sacudida de una maldita noche de Sanjuan prendió las ciudades de Madrid, el sudeste español y buena parte de Andalucía; pero fue “la ciudad que todo lo acoge y todo lo silencia”, nuestra Málaga, la que perdió todo su patrimonio cultural, religioso, artístico e histórico en aquella inmensa tea en que se había convertido la ciudad.
Se vivían los primeros quince días de República.
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