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La importancia del trabajo para la persona. Consejos prácticos


EN UNA SOCIEDAD JUSTA, EL TRABAJO ES UN DON

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Y éste es el verso donde intentaré dejaros la enseñanza más necesaria:

En una sociedad justa, el trabajo es un don:

una alegría, un bien, humano propiamente, con el cual se puede modificar lo natural, la vida, los enjambres de sueños, el sol. Con el trabajo el hombre pudo volar sin alas, navegar por los mares sin conocer el mar. Del árbol, estupefacto de sorpresa ante el hombre, pudo el trabajo arrancar una silla y, de la piedra, las señales que forjan el porvenir del hombre, su casa, sus monumentos, su propia lápida.

            El trabajo es muy importante para el psiquismo de las personas. Es una de las formas más fuertes de sostener a la persona a la realidad. En lugar de imbuirse en la fantasía, permite transformar lo que de la realidad no es satisfactorio e inadecuado.  Todas nuestras tendencias, inclinaciones preexistentes, deseos, como la agresividad, el narcisismo, lo amoroso, erótico, celos, envidia...se desplazan, se subliman en el trabajo, siendo un bien incalculable para las personas.

            Necesitamos, desde épocas primitivas, pactar, unirnos para realizar transformaciones en la naturaleza,  como por ejemplo para construir un puente, casas...  Incluir a otros es esencial para cualquier actividad. Solo se pueden hacer muy pocas cosas. Cuando más crecemos, más necesitamos de los demás.  Las necesidades exteriores y el amor nos unen.

            La cultura no sería posible sin el lenguaje y el trabajo. Para realizar modificaciones en la realidad, el ser humano, tuvo que comenzar a comunicarse.

            En el malestar de la cultura, Freud nos señala cómo uno de los paliativos para el dolor, las adversidades de la vida es el trabajo, así como una de las fuentes de goce de las personas  Genera autoestima ante la consecución de los logros. Lo que ocurre que también hay cierta aversión a él porque nos indica la renuncia a esas tendencias que nos dejan anclados en el placer.

            En sociedades justas, el trabajo es un don, nos dice el poeta.  En este sentido, los beneficios y privilegios que sustentan una minoría en la civilización a fuerza de oprimir a otros, hacen que estas clases desfavorecidas hagan todo lo posible por liberarse del incremento de privación que sobre ellos pesa. Si no lo consiguen, se genera un descontento que puede conducir a rebeliones.  La hostilidad es inherente a esta situación,  pues los oprimidos sostienen la civilización con su trabajo y, en cambio, participan muy poco de sus bienes. Una cultura que deja insatisfecha a un número tan considerable de personas y los incita a la rebelión no merece perdurar en el tiempo.

            Sociedades donde es difícil acceder al trabajo genera también personas enfermas. Sin una ilusión de futuro, sin entusiasmo, no se puede vivir. Es importante indicar que la salud no es la ausencia de enfermedad. También hay que incluir lo social, el trabajo... una persona que no puede amar y trabajar  para el psicoanálisis, también es indicativo de enfermedad.

            El poeta José Martí nos indica que la felicidad está en el camino del trabajo y el trabajo es menospreciado por el hombre, también sujeto al principio del placer, donde nuestro aparato psíquico tiende a la mínima tensión posible. Pero sin cierta zozobra, frustración en la vida, el deseo no se relanza, no hay movimientos para poder transformar la realidad, incluir a los otros, construir un lugar mejor.  Hay quien permanece en un lugar materno filial, donde sigue estando en los brazos y el sopor de la función madre, incapaz de dar los pasos para adentrarse en el mundo, hacer algo por otras personas.  No hay crecimiento, desarrollo personal si nos quedamos instaurados en el sopor de la pasividad, que requiere de mucha actividad para permanecer en esa posición.

            Todos venimos con una deuda simbólica, ya había otros que dieron su vida, que trabajaron para que podamos disfrutar de todos los derechos que disfrutamos, de las instituciones, las comodidades que hacen que no tengamos que empezar de cero otra vez. Hay una historia en la humanidad, un bagaje, una suma, que nos permite, en cada generación, beneficiarnos de los avances en la salud, el bienestar, por ejemplo.

            Hacer un viraje del narcisismo, al amor familiar y después al amor social es un verdadero viaje. El trabajo está articulado con el amor, amor social, en el sentido que doy algo que ni siquiera sé a alguien que no conozco y se beneficia de ello.

            Si hay dificultades en  trabajar, podríamos pensar que puede tener que ver con la elaboración de esa deuda simbólica, donde no pude transformar esa posición de recibir. Trabajar tiene que ver con dar, producir  un beneficio a otras personas. Hay numerosos problemas sociales cuando sólo se trabaja para lo necesario y se instalan en la hostilidad hacia el trabajo.

            La libertad en las personas conlleva compromisos, dependencia con otras personas, sumar, establecer lazos donde nosotros puede más que yo.  Siempre está incluido el otro en cada cosa que se hace, tanto para bien como para mal.

            La satisfacción en el trabajo no sólo conlleva la parte económica, importante también como medio de subsistencia e intercambio. El dinero proporciona libertad.  Es algo inventado por el hombre que habla de nuestra posición ante los deseos, cómo ejercemos la tacañería, el ser desprendido, invertirlo, gastarlo... al fin y al cabo nuestra sexualidad. También conlleva  el trabajo convertir en realidad deseos, fantasías, pagar esa deuda simbólica que traemos en el mundo, sentirnos útiles, aumentar la autoestima.

            Con trabajo también nos referiremos a que todo se construye en el ser humano, ni siquiera ser hombre, ser mujer, ser un humano se nace, es algo que se accede, es una construcción. El psicoanálisis introduce la cuestión del trabajo, la elaboración.  Hay una diferencia entre el pensar, desear y hacer. Una cosa es la realidad psíquica y otra la realidad material. Hasta la salud es una construcción, y el desear se muestra en el acto. Porque se llevó a cabo es que se deseaba.

Incluir el concepto de trabajo nos hace humanos, civilizados, sujetos de nuestro deseo. ¿Qué ideología te sustenta? Había mundo antes de que llegáramos y seguirá existiendo cuando lo dejamos.

 ¿Contribuimos a él?

 

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero

Telf.: 610 86 53 55

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