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El duelo en las separaciones sentimentales


            Vivir, desde el principio, es separarse, nos dice Pedro Salinas en sus versos. Así, hablar de separación es hablar de cada uno de nosotros, porque hemos tenido que separarnos de personas, ideales... Nuestra vida es una separación constante, hasta de uno mismo, de ese otro que fui y que cada vez es otro.

            La salud tiene que ver con la capacidad de de sustitución: un amor por otro, un ideal por otro... Cuando hay una imposibilidad para sustituir y, por complejos mecanismos psíquicos como el de la identificación, puede acontecer la depresión.

            Podríamos preguntarnos si no hay una idealización con respecto a las relaciones, a pensar una separación como algo frustrante o como un fracaso. Ante esta pregunta es interesante saber que la elección de la persona amada cursa de forma inconsciente, no es en base a características que yo pueda enumerar. Siempre hay una base narcisista. Nos atrae del otro lo que tiene que ver conmigo, esto es, algo que me mi identifica de esa persona a mí de algo del pasado, del presente, o del futuro, de lo que quiero llegar a ser. También nos atrae esa base familiar, en relación a la función madre, padre, o hermanos. De manera que lo que hace que la libido rodee con sus lazos a esa persona es por algún rasgo que nos remite a esas primeras relaciones.

            Dicho esto, las personas deben ser sustituibles. Más allá de ese primer impacto de mirada que es el enamoramiento, está la construcción de las relaciones, amar, que es una cuestión más del verbo que de la persona que ocupe ese lugar. Necesitamos amar, poner esa energía psíquica más allá de nosotros mismos y producir algo que no estaba.  Tolerar las diferencias es fundamental, nos indica otros caminos diferentes a nosotros mismos y a nuestros orígenes familiares.

            ¿Qué significaba esa relación para mí? ¿Era la muleta que me faltaba para no cuestionarme ciertas cosas y no evolucionar? ¿Amo siempre de la misma manera? ¿Se repiten en mis relaciones con un componente en común?

            Amar es sumar, cuando resta, es una amor único, y caemos en la relaciones infantiles con esa mamá ilusoria, que ni siquiera es la real, es la idealizada.. Es importante separarnos de ella para llegar al mundo, pero si repetimos en nuestra relaciones la misma forma de amar, de posesión, única, habrá  que sospechar que estamos en una inmadurez emocional. Aún estamos queriendo buscar a nuestra mamá en el otro, eternizando ese momento infantil.  Cuando es un amor único es una relación infantil. De la función madre nos tenemos que separar para entrar en el mundo, pero si repetimos en las relaciones una misma forma de amar, habrá que sospechar que aún estamos en esa relación primera, donde la otra persona lo es todo y completa en mí una falta.

             Las relaciones son en base a  personas que se encuentran y establecen algún proyecto en común, pero no dos vidas que se hacen una. Esa forma de pensar genera sometimiento, hostilidad e insatisfacción.  Hay que incluir lo diferente, no anular y convertirse en una sola cosa. Amar tiene que ver con el verbo, en infinitivo, no con la persona en sí. 

            Cuidado porque inconscientemente no existe el tiempo del reloj y, aunque hayan pasado años, puedo estar en esa situación aún, trae las mismas frases. Aún está en esa situación, es como si el tiempo no hubiera pasado porque, efectivamente, no pasó. Inconscientemente sigue ahí. Hay quien puede quedarse odiando a esa persona toda la vida, lo cual quiere decir que también es una manera de mantener esa relación. ¿Por qué vemos que en muchas personas hay tantos problemas tras la separaciones? Hay una imposibilidad para ellos en separarse. Los afectos se transmutan (ej amor en odio) para seguir manteniendo los lazos.

            Las separaciones son necesarias, tanto en el seno de la relación como en el transcurso de la misma. Nada es eterno, y hay ocasiones que es preciso,  y no tiene nada que ver con fracasar, sino con tener la madurez suficiente y haber interiorizado que en el camino de la vida las relaciones  finalizan. Es más, todo tiene un final, lo cual remite a la mortalidad.

            Esta cuestión es importante a la hora de elaborar el duelo, porque tras las separaciones sentimentales hay una reorganización de la libido. Nuestra energía psíquica estaba puesta en esa persona, y ahora necesitamos de un procesos para ir retirándola poco a poco, lo cual supone un gasto psíquico y de tiempo.  Hablamos de relaciones sentimentales porque una cosa es separarse físicamente y otra sentimentalmente. Les voy a decir que puede ser una tarea arduo compleja, porque en realidad se puede estar, inconscientemente, en una relación infantil. Las relaciones han de poder ser sustituidas, si no, hablamos de una no- relación: consigo mismo o con sus estelas familiares. 

            El duelo por una separación es un proceso donde termina ganando la realidad, aunque siempre hay resistencias, porque no se abandona gustoso cualquier posición anterior, aun cuando hayamos encontrado sustitución. El duelo no produce pérdida del yo, aunque se pierda interés por la realidad, aunque piense que no hay nada para amar, puedo, pero en la melancolía hay una pérdida del yo, donde no puedo amar, no puedo trabajar.

            Es interesante porque Sigmund Freud, en el texto Duelo y Melancolía,  nos indica que cuando el objeto perdido me sumerge en la melancolía, es aquel que al desprenderse de mí, saca la posición en donde yo le completaba al objeto. Las relaciones son en base  al  narcisismo, y ahí, es el lugar de un objeto, no el lugar que me lleva a las pulsiones sociales, al mundo, sino donde el yo era su falta y le completaba.

            En el duelo hay un doloroso estado de ánimo, donde cesa el interés por el mundo exterior, pérdida de la capacidad de elegir un nuevo objeto amoroso, y el apartamiento de todo lo que no tenga que ver con el ser querido

            Indicar que las pasiones no son buenas consejeras, y tienen que ver con un poso infantil e inconsciente. Hacer lo más conveniente no es una lucha entre los sentimientos y la razón. Indica más bien una necesidad de empezar psicoanálisis personal para producir relaciones basadas en el amor y el bienestar.

NO EXISTEN FÓRMULAS, PERO AYUDÉMONOS A PENSAR...

- Es importante, tras una separación, mantener los lazos en el mundo. Descubrirse en otras personas, acercándose a actividades y personas con las que se puedan generar deseos y no quedarse en los sentires.

- No es buena fórmula ni idealizar la relación ni pensar en lo negativo para que “nos duela menos la separación”. La cuestión es aceptar que hay un final en todo. Nos queda lo por vivir, lo ya vivido ya pasó, y jamás lo que uno recuerda coincide con la realidad. Sigue produciendo  tu historia, esa relación formó parte en la construcción de lo que eres y lo que serás.

-Ten en cuenta que es un proceso, y la energía tiene que ir retirándose poco a poco. -Cuando todo está destruido, la única posibilidad es poética, es decir, nuevas combinaciones de palabras que abran realidades.  Cuando se ha llegado a ese punto, es porque ya se ha hecho un recorrido para llegar. Negar la realidad enferma.   Hablar con un profesional puede ayudarte.

- Menospreciar a la otra persona, hablar mal de ella, no te va a servir de nada, habla de tu intolerancia a la separación. Esa relación también forma parte de tu forma de amar.

-Una separación también es una puntuación para poder transformar algo, tal vez necesitas una nueva manera de producir el amor.

- Amar es en infinitivo, no es exactamente a la persona tal o cual. Es una producción necesaria. Hay relaciones que se les llama amor, pero que no permiten incluirse en el mundo, en lo social, gozar de la libertad de ser humano y producir más allá de la familia, entonces son otra cosa.

Recuerda, que separase también es de uno mismo, de los ideales, y de formas de pensar que impiden estar en el verbo amar, tan necesario para construir un futuro más allá de nosotros mismos.

 

Laura López, Psicoanalista Grupo Cero y Psicóloga

Telf.: 610 86 53 55

www.lauralopezgarcia.com

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