Ella, la ciudad, es cortejada por los políticos mediante unas papeletas que, según dicen, representan la voluntad de sus hijos.
Se expone ella cada cuatro años a dejarse querer por los que -aunque prediquen su amor- la manipulan a su antojo.
Los vecinos y vecinas creen, y seguirán creyendo, en sus mandamases que los engañan una y otra vez.
Pactan los muy canallas violarla un par de veces por personajes extraños.
Dos años uno y otros dos años un segundo.
Ella, la ciudad, observa que su voto, su amor, es violado.
Ciudad Real y Albacete son ejemplo de violencia política.
Normas de uso