Formé parte de Unión de Centro Democrático y gracias a ello obtuve acta de Diputado.
No transcurrió un mes para darme cuenta que el cacareado Centro político era algo inexistente, y ello a pesar de que en las filas de UCD cohabitaban diferentes familias políticas: “Camisas azules” del tardo franquismo, democristianos de Iñigo Cavero, socialdemócratas de Fernández Ordóñez y liberales de Garrigues Walker.
Pasados cuarenta años el personal sigue definiéndose de Centro; agrada la palabra y suena bien: no compromete.
Pues bien, llega la hora de quitarse complejos y definirse de izquierda o de derecha.
Sin complejos de ninguna clase.
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