Desganado, tal vez, sería la palabra que mejor definiría mi actual estado de ánimo que me lleva a “hacer la rabona” en mi voluntaria aceptación de tener que publicar algo que pueda interesar al posible lector.
Puede ser a causa de los años, de dar o no con la “tecla” adecuada que llame la atención, de la tediosa visión que tengo del siempre maldito igual o que ya está todo dicho o escrito o vivido; no sé.
Y aunque me entretienen algunas películas, determinados partidos de fútbol y seguir la política al tiempo que me asquea, la verdad sea dicha es que casi todo me resbala.
Por primera vez en mis 83 tacos de vida me duermo en el “benditomaldito” sillón desde el que contemplo la caja tonta y patriarcal donde paso buena parte del tiempo.
Cuando levanto las posaderas de él me encamino al ordenador, lo enciendo e intento hilvanar un cuerpo escrito de unas doscientas cincuenta palabras que den vida a un pensamiento o vivencia persona, pero desisto al momento.
Y como el vulgo afirma que a la tercera va la vencida, me pruebo nuevamente hoy al tiempo que confieso públicamente que si no persisto en teclear con asiduidad me retiraré de “copear”.
Agradezco a determinadas personas el interés que han mostrado por saber de mí; esencialmente a ellos y ellas va dedicado este “sencillo” copo; y al tiempo que a algunos les “quedará siempre París”, yo me conformaré con el Gran Vía.
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