Publicidad

El discurso político


Pese al aguijonazo que le producían sus hemorroides, Adela Casciani, estuvo brillante en su discurso, embrujó con su labia, convenció con su verbosidad chispeante y, por supuesto, persuasiva.

-Mis más sinceras felicitaciones -le dijo el Secretario General del Partido.

-Pues más fastidiada estoy -respondió ella, sonriendo, no obstante.

-Debes estar satisfecha por los aplausos recibidos. Tu discurso ha sido genial.

-Pero las almorranas no me están dejando vivir -bajó la voz hasta hacerla confidencial.

-El resultado de las próximas elecciones será como un referéndum unánime a nuestras propuestas de gobierno. Ganaremos.

-¿Y pondremos en marcha una sanidad eficaz, garante de las salud de todos los ciudadanos?

-Y de las ciudadanas que padezcan hemorroides -sonrió el Secretario.

-No me hace ninguna gracia. Ya tendrías que estar como yo.

-Hay remedios, Adela.

-¿Y te crees tú que no me los aplico?

“Disculpa”, añadió. Se retiró a los servicios y se dio cuenta de que sangraba por salva sea la parte.

Murió desangrada antes de que la ambulancia llegara al hospital. Su magnífico discurso electoralista quedó como una simple marca en el recuerdo.

 

 

 

Comentarios
    No hay comentarios
Añadir comentario
- campo obligatorio (*)

Normas de uso
  • Esta es la opinión de los internautas, no de El Faro de Málaga
  • No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Reservado el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.