En el juicio al Procés que se está llevando a cabo -que sigo a diario- hace un par de días fue llamada a declarar como testigo Montserrat del Toro, secretaria judicial, que tuvo que salir por una azotea para escapar del acoso tumultuario a que se vio sometida por cumplir con su deber de requisar, por orden de su superior jerárquico, algunos documentos de la Consejería de Economía de la Generalitat.
Solicitó ella del Tribunal no ser grabada durante su cruda declaración, y quiero creer que veraz; el presidente del Tribunal, el juez Marchena, accedió a su petición.
Pero ni caso por parte del Moviment República Català (MRC) que ayer publicó en las redes su imagen para que, una vez reconocida, “la vida le sea un infierno”, deseo que hoy se ha multiplicado por miles de adhesiones pidiendo su muerte.
Mañana se celebra el “Día Internacional de la Mujer” aunque su inicio, olvidando otras fechas, tuvo lugar el 8 de marzo de 1875 cuando cientos de mujeres trabajadoras de una fábrica de textiles de Nueva York marcharon por las calles contra los bajos salarios, menos de la mitad de lo que cobraban los hombres. Esa jornada acabó con la vida de 120 mujeres debido a las brutales cargas policiales. Este hecho motivó que las trabajadoras fundaran el primer sindicato femenino.
Sería de agradecer que algunas de las miles de mujeres, feministas en su mayoría, enarbolaran alguna pancarta en defensa de Montserrat del Toro, fiel cumplidora de su trabajo, solicitando respeto hacia ella, su trabajo y a su petición de amparo al tiempo que condenando a l@s energúmen@s que desean su muerte o un infierno vital.
Si no se produce tal hecho habría que convenir en dudar algo de la solidaridad de las mujeres, trabajadoras o no, al tiempo que condenar a los cobardones que usan las redes sociales para incitar al asesinato.
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