Rocío Ruiz, consejera de Igualdad y más cosas, escribió hace cinco años, en un ya desaparecido periódico onubense, un artículo titulado “Las monedas de Judas”, en el que describía su concepto de la Semana Santa andaluza, con exclusión de otras como las que se celebran en Zamora, Salamanca, etc.
“Monedas de Judas” son las que va a recibir en su nuevo cargo por cobrar de nosotros los andaluces durante su mandato después de atacar con crueldad las entrañas de una celebración exquisita, al tiempo que popular, de nuestra santísima tierra; porque ella a sus 53 años piensa lo mismo que a los 47 cuando escribió algunas “perlas” sobre el sentir de buena parte de los andaluces.
La citada consejera pertenece a Ciudadanos, pero ella no es ciudadana andaluza.
Renuncia, afirma en su artículo, de aquellos que padecen “… castigos y se destrozan la columna para cargar a cuestas enormes trozos de madera, decorados…”, se refiere la consejera, creo, a tallas como las de Ruiz Gijón (El Cachorro) o Juan de Mesa (Gran Poder) que datan del siglo XVII u otras esparcidas por la geografía andaluza.
Afirma que durante la Semana de Pasión “suelo escaparme a otros mundos donde no hay ni rastro de olor a incienso”; pobre ella que se pierde tal aroma, y define a esta raigambre popular como “un desfile de vanidades y rancio populismo cultural” o de “una penosa demostración que tiene la gente de pan y circo”.
Se reafirma diciendo “no me vendáis la burra de la religiosidad profunda”, porque ella, la ilustrísima consejera prefiere “la fiesta pagana que favorece el turismo y llena la caja de los bares”.
Se ha disculpado de aquello que escribió y termina su mentira con un “… y ahora a cambiar Andalucía”, siendo lo mejor que sea Andalucía la que cambie a ella.
En tu nombre, Rocío, llevas la penitencia.
<u>Nota</u>: No voté ni a PSOE, PP, Ciudadanos, Adelante Andalucía o Vox.
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